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El documental Sólo es el principio recoge las clases de filosofía en una escuela infantil. En las reuniones se incentiva la reflexión y los pequeños exponen libremente sus emociones e inquietudes. Se habla sobre el amor, la libertad, la inteligencia o la muerte. A lo largo de un curso, sentados alrededor de una vela encendida y ayudados por su maestra, los niños desarrollan su capacidad de expresión, aprenden a escucharse y a conocerse mejor. Entre todos hacen filosofía y se expresan espontáneamente sobre temas importantes, algunos, olvidados en nuestra sociedad. Los niños hablan con sus propias palabras con su humor y su lógica.

El proyecto empezó una mañana cuando la productora Cilvy Aupin escuchó en la radio de su coche al filósofo Michel Onfray: «Todos los niños son filósofos, pero sólo unos pocos continúan siéndolo». Cilvy Aupin se planteaba si efectivamente, «los niños reflexionan (basta con pensar en algunos de sus comentarios), pero ¿cómo se puede profundizar en estas reflexiones? Y, sobre todo, ¿qué puede ser la filosofía para los niños?» A partir de entonces, Cilvy Aupin decide investigar y encuentra a Pascaline Dogliani, una maestra que imparte nociones de filosofía a niños de 4 a 5 años en un centro experimental, el Jacques Prévert. Se trata de una escuela ZEP, acrónimo de Zona de Educación Prioritaria. Son colegios que trabajan con los IUFM (Institutos Universitarios para la Formación de Maestros) que aportan un mayor dinamismo en cuanto a la investigación de nuevos métodos de enseñanza. Los directores Jean-Pierre Pozzi y Pierre Barougier se hicieron cargo del proyecto y empezaron un rodaje que llegaría a durar tres años de una experiencia nada convencional.

Por sus aportaciones innovadoras, el filme ha sido recibido con entusiasmo. El exministro de Juventud francés Jean-François Lamour lo ha calificado como una experiencia única, «porque permite estructurar el pensamiento y también es una forma de ayudar a las familias a que hablen de problemas difíciles de tocar. En la película se ve que la maestra no da una clase, sino que ayuda a los niños a formular sus pensamientos con palabras. Es una herramienta pedagógica que contribuye al éxito escolar, mejora la capacidad de expresión y la confianza en uno mismo».

Innovación pedagógica

Para Patrick Rayou, profesor de Ciencias de la Educación en La Sorbona, «la película puede suponer un cambio en los programas educativos. Durante mucho tiempo se ha creído que los niños eran incapaces de reflexionar. La experiencia de los talleres de filosofía es una magnífica prueba de la evolución de la mentalidad. Lo más notable es poder seguir la evolución de la reflexión en los niños durante dos años. El taller acerca de la libertad es el ejemplo perfecto. Al principio, ven la libertad como el hecho de hacer lo que queremos, como los mayores. Al final se dan cuenta de que la libertad no es tan simple y una niña dice: Mi papá trabaja todo el día, no es libre.