Cerca de 400 personas acogieron ayer entusiasmadas la presentación en Madrid de Van Dyck en España, la obra de Matías Díaz Padrón sobre la presencia y huella del pintor flamenco en nuestro país cuya edición corre a cargo de Editorial Prensa Ibérica (EPI). Numerosos representantes del mundo de la cultura y del arte, de España y de países como Bélgica, Francia, Italia o Gran Bretaña, se dieron cita en el auditorio del Museo del Prado para dar la bienvenida a una magna obra largamente trabajada por Padrón y su equipo de colaboradoras y que ayer fue calificada por algún especialista como «una obra de arte editorial», y como un trabajo riguroso y profundo en cuanto a su labor investigadora, pero también como un libro agradable a la vista por su gran material gráfico.

El presidente de Editorial Prensa Ibérica, Javier Moll, que encabezó la amplia delegación del grupo editorial presente en el acto, destacó que el acto constituía «la culminación de un ambicioso proyecto» de la editorial, y recordó que «en 1990 iniciamos la relación con el profesor Díaz Padrón, que se materializó en 1995 en los tres volúmenes de Rubens en el Museo del Prado». «La singularidad de aquella obra y la percepción de la misma por los expertos de todo el mundo fue el estímulo para iniciar un nuevo proyecto de apoyo al arte flamenco, y así nació la idea de un catálogo razonado que recogiera la obra de Van Dyck en España, cuya publicación ya ha sobrepasado con mucho las expectativas iniciales», recalcó el editor.

Rigor, profundidad y esmero

Moll aseguró que la obra presentada ayer en un salón abarrotado «sobrepasa en un triple sentido esas expectativas: en extensión material, en complejidad y profundidad investigadora, y en el tiempo asociado a estas circunstancias». Subrayó en este sentido que «nuestro desafío era dotar a este libro del máximo rigor y profundidad, así como el más esmerado trabajo editorial, impecable reproducción indispensable en un libro de estas características».

El director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, expresó su alegría por comprobar que «la presentación de un libro serio sobre historia del arte fruto de una ambiciosa investigación concita el interés de tanta gente», y aseguró que «estamos especialmente contentos de ver que el último trabajo de investigación de Matías Díaz Padrón toma cuerpo editorial». «Abrir las puertas a la presentación de este libro es abrirlas una vez más a alguien que ha estado tan vinculado a esta casa como el profesor, uno de los grandes historiadores del arte de nuestro país», afirmó recordando sus más de tres décadas de conservador jefe de la colección de pintura flamenca y barroca del museo.

Para el director del Prado, Van Dyck en España no solo es un amplio catálogo de la relaciones del pintor belga con el ámbito hispano, «sino que es a la vez una aproximación profunda al terreno del coleccionismo, un estudio de las relaciones internacionales en el momento en que la monarquía española era potencia hegemónica en Europa y un libro sobre la historia del gusto y sus oscilaciones a lo largo del tiempo».

El Prado, el lugar «adecuado»

Insistió en que el Prado «es el lugar más adecuado» para la presentación de la obra, primero porque la pinacoteca nacional, como heredera de las colecciones reales, custodia una de las más magníficas colecciones de la obra de Van Dyck, «con 28 cuadros entre los que se encuentran algunas de sus más celebradas pinturas de carácter mitológico, religioso y retratos». Pero además, destacó Zugaza, «el acto resulta pertinente porque Matías ha desarrollado la mayor parte de su trabajo en el museo y sus estudios sobre la pintura flamenca son sin duda de los más reconocidos».

Según Zugaza, «en Van Dyck en España la colaboración entre Díaz Padrón y EPI alcanza un nivel de calidad editorial difícilmente igualable», y resaltó que «las mejores firmas de impresión y de encuadernación se han encargado de su realización material y el resultado está a la vista: se trata de un libro atractivo, magníficamente ilustrado y, a diferencia de otros muchos volúmenes altamente especializados, es un libro que invita a su lectura».

Díaz Padrón, al que quisieron acompañar en el acto decenas de personas vinculadas a su trabajo durante años en el museo y en el mundo académico, así como especialistas en pintura flamenca de otros países europeos, se mostró feliz por la presentación del libro y agradeció especialmente al editor y su equipo de colaboradoras todo el apoyo recibido.

«Hemos trabajado en este proyecto con el deseo de ofrecer algunos granitos de arena al mejor conocimiento del famoso e importante artista flamenco», afirmó en tono humilde tras haber mostrado al público asistente algunas de las más importantes claves de una obra irrepetible que aglutina y desarrolla las investigaciones que ha realizado al respecto desde hace más de 30 años.

«Van Dyck trató a los nobles españoles e hispanófilos con sobriedad y pose propios de su etiqueta», resaltó el autor para desentrañar algunas de sus conclusiones. Los grandes de España, según él, «encontraron en Van Dyck el artífice que mejor expresó sus sueños de poderío y grandeza. Van Dyck y España no han estado presentes en las distintas biografías y exposiciones del maestro en la medida que se merece», remarcó. Y esa laguna es la que trata de corregir la obra presentada ayer con tanto éxito.

«Ánimos para la investigación»

Van Dyck en España ha sido posible gracias a la aportación de las tres colaboradoras del profesor Díaz Padrón, Jahel Sanzsalazar, Ana Dieguez y Magda García, además de la de la labor de la coordinadora del proyecto, Arantxa Moll, que ayer recibieron el homenaje a su trabajo no sólo del autor, sino del editor.

En nombre del equipo de investigación, Jahel Sanzsalazar dio respuesta a ese agradecimiento y expresó lo que para todas ellas ha significado esta obra: «Imaginábamos que la presentación de este trabajo iba a crear tanta expectación. Esto da muchos ánimos para seguir en este mundo de la investigación que a veces es tan ingrato».

Explicó que «algo que parecía sencillo porque partíamos del inmenso trabajo de la tesis de Díaz Padrón sobre la pintura flamenca en España, un campo que estaba sin explorar y que él acotó y del que sentó las bases, se fue complicando a medida que fuimos definiendo e hilvanando el material con el que contábamos». «Ha sido un trabajo arduo y sin fin pero apasionante cuando las piezas del puzzle empezaron a encajar». Resaltó además la labor de diseño de Pepe Moll, que «ha hecho del libro un precioso objeto para contemplar al margen del interés de su contenido».