Ni se amplía, ni se restaura de urgencia, ni se utiliza. Así funciona el Museo de Bellas Artes de Valencia, San Pío V, que está a un paso de perder la ayuda de 680.000 euros del Ministerio de Cultura para realizar obras de emergencia en sus instalaciones, una vez que el ayuntamiento de Valencia denegó la licencia de obras para comenzar su ampliación y echó al traste una inversión presupuestada y firmada de 4,5 millones de euros.

Frente a la situación de precariedad que vive la primera pinacoteca valenciana, con humedades y goteras en sus instalaciones, desprendimientos en su fachada principal, el muro de cierre todavía sin haber sido repuesto y otros problemas añadidos, como el mal estado de su edificio noble, el museo lleva seis años sin haber utilizado las salas que rodean al patio del Embajador Vich, reconstruido en el centro y que da acceso desde los jardines de Viveros al mismo. Ocupan 700 metros cuadrados, suficientes y necesarios para las actuales condiciones de exhibición que ha tenido, por ejemplo, la pintura del XIX

Según algunas fuentes consultadas por este diario, la Generalitat tenía la intención de destinar una parte de esos 680.000 euros para acondicionar este espacio del museo. Pero será imposible.

Cultura anunció después de las elecciones generales que el Ministerio había aportado una cantidad para poder darle al menos una ligera lavada de cara a un museo que se muestra al visitante como si de un país tercermundista se tratara. Además, aseguraba que la intervención urgente comenzaría lo más tarde en el mes de julio. Ahora, ante la falta de inercia de la Conselleria de Cultura y la situación de las arcas públicas, el Gobierno central tiene la intención de recuperar el dinero comprometido para obras y proyectos que no se hayan puesto en marcha. Esa es la situación del Museo de Bellas Artes de Valencia.

Las salas del patio renacentista, inaugurado en 2006 y cuya reconstrucción costó casi un millón de euros, están unidas a la primera planta de las nuevas salas del museo valenciano. Sólo haría falta comunicarlas con la apertura de una puerta ya que todo se dejó preparado para la anexión.

En aquel momento, Cultura aplazó de forma temporal la apertura hasta que quedó en el olvido sujeta a las nuevas obras integrales que debían acometerse. Sin embargo, ni éstas se producen, ni hay plazos previstos pese a que la dirección general de Patrimonio firmó el expediente de comienzo de obras.

Mientras tanto, la propia conselleria de Cultura ha desmontado algunas salas del museo dedicadas hasta ahora al siglo XVIII para incorporar espacios monográficos como el dedicado a Sorolla rompiendo así el discurso cronológico del museo, o el dedicado a Goya y Benlliure. Esta serie de espacios personales, además, no serán los únicos por lo que el museo parece ir perdiendo así su propia narración museográfica.