De cocinero en Londres al Olimpo de la ciencia

Antes de tocar el cielo del MIT de Boston, Pablo Jarillo-Herrero, ha corrido una larga carrera de fondo como cualquier joven investigador valenciano. Desde un principio tuvo claro que su pasión por la ciencia le iba a llevar fuera de España y con 20 años, cuando estaba en segundo de carrera, se marchó a Londres un verano a aprender inglés. Allí le esperaba "un amigo de un amigo" que le había buscado un trabajo para costearse su estancia y las clases, pero éste no apareció.

"Me vi solo en Londres y con muy poco dinero", recuerda. "Únicamente tenía para comer una vez al día, con lo que iba a un restaurante chino de bufé libre y comía todo lo que podía para poder aguantar hasta el día siguiente". Aquel contratiempo no le acobardó: "Fui buscando trabajo de puerta en puerta hasta que en un restaurante me contrataron, primero como friegaplatos, y luego como cocinero". Trabajaba 10 horas al día, iba tres horas a la academia y "si tenía un rato libre salía a divertirme".

En tercero de carrera conoció a un profesor que había estado en EE UU y le preguntó si conocía a alguien que le pudiera contratar como cocinero en ese país con el fin de proseguir sus estudios allí. "Me dijo, 'hombre de cocinero no, pero si quieres te puedo mandar a hacer Física a algún sitio". Esta puerta le llevó hasta el acelerador de partículas atómico de la universidad alemana de Mainz, donde estuvo participando en un proyecto de investigación del entonces doctorando valenciano Víctor Campos.

Esta fue la primera etapa de los casi 14 años que lleva investigando en el extranjero. Luego cursó estudios de posgrado en la Universidad de California en San Diego, y se doctoró en la Universidad Delft de Tecnología de Holanda. Tras un año de posdoctorado en Delft, comenzó a trabajar en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y de ahí al MIT de Boston, el Olimpo de la ciencia. El físico valenciano está contento en EE UU "donde todo el mundo da oportunidades a los jóvenes investigadores".