"Encerraría a todos los opinadores en un campo de concentración"

¿Cómo que una novela de saga gana el Planeta? ¿Está mal el panorama literario?

Pues no es la primera vez. Las de Vázquez Montalbán y González Ledesma lo eran. Y El largo adiós es una de las grandes novelas del siglo XX, al margen de ser la sexta entrega de Marlowe.

¿Puedo llamarle millonario? ¿Va a reinvertir los ingresos en un negocio editorial?

Me quedo lejos del millón de euros. La editorial tiene que ver con que hay gente que ha hecho un libro valioso, lo cuelga en Amazon y piensas: ¡Qué bien le hubiera venido un editor que le cortara 70 páginas! Es lo que intento con unos pocos libros buenos que no tienen editor, porque el mercado se ha vuelto darwinista: entre la autopublicación y el gran libro comercial casi no hay terreno intermedio.

Si un hombre siempre oculta algo, como se dice al principio de la novela, ¿qué oculta usted?

Muchas cosas. Separo mucho mi faceta privada de la literaria. No he escrito nunca autobiografía y no tengo interés en exhibir lo personal. Soy muy feliz desapareciendo detrás de Bevilacqua.

¿Entonces los escritores no escriben siempre de sí mismos?

Yo no, porque no me dedico a la poesía ni a la narrativa intimista. Lo mío es la novela, que es la caza e interiorización de historias ajenas.

¿Su mérito está en no dárselas de innovador?

Soy bastante canónico en la forma, aunque recurro a guardias civiles, algo inédito. Pero desconfío mucho de las cosas raras, no quiero ningún caníbal más. La realidad común del crimen tiene más fuerza que esas cosas raras.

Bevilacqua no avanza en el aprendizaje de españolidad. ¿Así debería ser ahora que hay tanto exceso nacionalista?

Es que es muy difícil ser español y tiene poco premio. Los conceptos de lo español son antitéticos y desconcertantes. ¿Qué es ser español? ¿Lo que dice en un momento de arrebato Vidal Quadras o lo de Valle Inclán? Es un aprendizaje prácticamente inviable.

¿La ironía es indispensable para sobrellevar este mundo?

Sí, porque las alternativas son peores. Sin ironía te pones a embestir y ya hay muchos.

Los "leguleyos", como usted, no quedan bien parados. ¿Algo para psicoanalizar?

En España falta autocrítica y yo lo soy con todos mis gremios: abogados, escritores y opinadores. A estos últimos los encerraría en un campo de concentración, porque prestamos un servicio negativo muchas veces. Hay mucha defensa cerrada de quien no favorece al colectivo.