Hace más de cuarenta año que conocía a Andreu Alfaro. Su capacidad como artista le hace que se convierta en el escultor más grande del país destacando su papel protagonista en la renovación del ambiente artístico valenciano en los años 60.

Partiendo de la importancia del dibujo como herramienta trasladaría la abstracción del trazado lineal a la escultura en metal para más tarde experimentar con otros materiales y con los efectos ópticos producidos al desplazarse alrededor de piezas.

Tal vez aquellos mismos efectos que se producían en la fachada de una de mis primeros proyectos construidos fue lo que le llamó la atención y le impulsó a encargarme el proyecto de la vivienda-taller en Rocafort, donde vivió.

Era un hombre amigo de sus amigos y que no le importaba diseñar aquello que quienes le teníamos cerca le sugeríamos. Tenía pasión por arquitectura. Era un hombre muy abierto de mente a la cultura y hacia la interrelación de las diciplinas artísticas. Con él nos va no sólo se va un gran artista sino un ser humano que supo vivir su tiempo e ir más allá de él.

Arquitecto autor del IVAM