La reforma propuesta por la Generalitat Valenciana para el Consell Valencià de Cultura (CVC) y la Acadèmia Valencia de la Llengua (AVL) no convence a nadie. Ni siquiera al Consejo Económico y Social de la Comunitat Valenciana, órgano asesor de la Administración autonómica, y para quien las reformas vulneran la pluralidad de ambas instituciones y no ahorrarán costes.

Así lo ha manifestado en su informe que, aún no siendo vinculante, sí desnuda las vergüenzas del Consell. Sobre todo porque, en el caso del Consell Valencia de Cultura, y tal como ya advertían sus propios miembros, supone un ataque al Estatut d`Autonomia ya que es una institución que forma parte del autogobierno y es la máxima institución consultiva y asesora de las Instituciones públicas de la Comunitat Valenciana en materia cultural. "Las modificaciones no suponen necesariamente la reducción presupuestaria que se pretende. Por tanto, cabría adoptar otras medidas", dice el informe.

Sin embargo, lo más significativo es que matiza que lo esencial en estos momentos es mantener la pluralidad actual de sus miembros, algo a lo que también apunta en el caso de la AVL.

Asimismo, añade otra consideración a tener en cuenta. Y es que el número actual de miembros responde, según el Consejo, a la diversidad territorial y su composición, desde el punto de vista profesional, es clave. La reducción de miembros rompería con ese equilibrio y su pluralidad se vería "seriamente amenazada si se produjera una disminución del número de consejeros y consejeras. Y ahora-añade de forma contundente- es más que necesario que nunca la existencia de un Consell de Cultura fuerte, plural, respetado, con capacidad de intervenir en las materias que le son propias ante las dificultades económicas que atraviesan los diferentes sectores culturales y la ausencia de líneas estratégicas definidas en los ámbitos cultural y científico de la Comunitat Valenciana".

Algo similar advierte sobre la AVL. Así, el Consejo asesor, apunta a que es necesario que la Acadèmia cuente con un número de representantes que garanticen el pluralismo y la pluralidad, "esta última en aspectos tan diversos como la representatividad territorial, las diferentes sensibilidades lingüísticas y en los diferentes ámbitos de especialización" como son, la filología, la historia de la lengua, la onomástica o la literatura. Al tiempo, recuerda la voluntad del legislador de haber establecido la condición de inamovilidad de los académicos/as durante su mandato.