De madre alemana de origen checo y padre español, Susana Medina se fue a lo 19 años a Londres. En el Matadero ofreció "Space International (1993), una magnífica panorámica de instalaciones y performances. Sigue residiendo en la capital británica, aunque viene con frecuencia a Valencia. Hoy presenta su nuevo libro en la Facultad de Bellas Artes de Valencia.

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Da la sensación de que "Red tales" (Cuentos rojos) contiene elementos muy dispares. ¿Cuáles son sus hilos conductores?

En este libro me sumergí en una serie de experimentos narrativos y voces diferentes. Todos los cuentos están narrados por una narradora y todos los personajes son mujeres que articulan una mirada de desafío. Me interesaban la irracionalidad, la sexualidad, la identidad de género fluida, la sedición, la androginia, las compulsiones, ir más allá del cuento tradicional.Por otra parte, cada cuento sumerge al lector en un espacio donde una imagen encapsula el mundo de las protagonistas.

¿Qué importancia le concedes al carácter bilingüe de esta edición, aparte de constatar la personalidad de la autora, que también es bilingüe de manera efectiva?

Hay muchos autores que viven entre dos culturas lingüísticas, y es importante ir sacando eso adelante y que el autor sea accesible en ambas culturas, pues por ahora tienes que estar muy reconocido para que te traduzcan cuentos. Y si además son de naturaleza aventurera, pues todavía más difícil. Julia de la Rúa, de la Araña editorial, está apostando por la aventura.

¿Cuáles son los motivos literarios que te llevan a escribir?

El impulso fundamental es estético e innovador. Crear algo que aporte algo nuevo al lector, sean imágenes, ideas, humor, experimentación o juego. Transmitir algo lúdico, pero también existencial. Explorar lo no dicho, lo que no se dice. La escritura, y la lectura, son formas de conocer el mundo, de abrirte a un mundo que no conocías, de vivir muchas vidas y de entender al otro, de ir descubriendo tus propios límites. También hay una voluntad política en el sentido más amplio de la palabra, de denuncia de injusticias, aberraciones contra el ser humano, contra los animales.

Aparte de haber obtenido el premio que lleva su nombre, ¿qué aspectos le interesan de Max Aub?

Las reflexiones de Max Aub sobre el exilio doble del escritor republicano que no es reconocido ni en su país de origen ni en el adoptado son muy agudas. En los tiempos pre-internet este tipo de exilio era terrible, negar a un escritor su audiencia. Me gustaría explorar su obra sobre la guerra civil, El Laberinto Mágico.

Puede explicar su incursión en el mundo de la imagen, ese documental en torno a Buñuel, por cierto tan vinculado a Aub.

Fue una coincidencia del azar objetivo. Hice mi máster sobre Buñuel. Me invitaron a dar una conferencia sobre su obra. Empecé a poner las imágenes en el Mac y pensé que sólo le faltaba el sonido. Mi compañero, el artista Derek Ogbourne, tiene una obra considerable en video, y es un gran editor. Lo hicimos en tres días, pero detrás había un año de trabajo. Ha circulado muchísimo. Es algo diminuto que gusta.