¿Cómo se inició en el mundo del piano?

Empecé a tocar a los cuatro años. Me regalaron un piano de juguete para Reyes y empecé a tocar canciones de oído. No había estudiado música aún. A los cinco ya empecé a estudiar en una escuela de música en Murcia y el año pasado acabé mis estudios.

¿Cuál considera que ha sido el pico de su carrera hasta el momento?

Haber ganado el primer premio en el Concurso Nacional Infanta Cristina en la categoría infantil el año pasado en Madrid. Es un concurso muy prestigioso.

¿Cree que en España se aprecia cada vez menos el arte de la música?

Sí y es muy difiícil que esto cambie, porque para que se diese este cambio, la gente tendría que tener unos conocimientos mínimos de múscia que no tiene. La falta de apoyo económico a algunos concursos y festivales también hace que cada vez se aprecie menos la música.

Tiene un oído muy desarrollado. ¿Cómo le beneficia a la hora de tocar?

Tengo oído absoluto. Muchos músicos lo tienen, pero no es necesario. Puedes entender la música igual sin tenerlo. Me ayuda a captarla mejor porque puedo distinguir si toco igual una nota o no.

¿Andrea Zamora es perfeccionista?

La verdad es que sí. Siempre busco grabaciones de las mejores interpretaciones y escucho a los pianistas. También intento amoldarme al estilo del compositor. Soy perfeccionista en cuanto a técnica e interpretación.

Cuando está tocando una pieza, ¿en qué piensa?

Normalmente estás concentrado en la obra, pero a veces te dejas llevar. Ahora estoy en una edad complicada y se nota, porque me pasan más cosas por la cabeza. Te planteas un poco más tu vida. Estos años de adolescencia son importantes porque estás dando paso a la madurez.

¿Busca tener un estilo propio?

Sí. Por el momento, me identifico más con la época del Romanticismo en la que fueron más importantes el sentimiento y el carácter. Tanto el Barroco como los siglos XIX y XX son, en mi opinión, los periodos más importantes de la música.

¿Qué despierta la música en las personas?

Despierta sentimientos. Lo lleva haciendo desde siglos atrás. Cuando uno escucha música, se relaja y da paso al pensamiento, que siempre nos hace crecer.