El 30 de mayo de 1945 Ricardo Reyes, Pablo Neruda para la literatura (Parral, 1904-Santiago, 1973), pronuncia su primer discurso en el Senado como representante del Partido Comunista de Chile. Elegido por la agrupación de Tarapacá y Antofagasta, Neruda alza su voz en defensa de los más desamparados, los obreros de la pampa. "Son esos compatriotas desconocidos, olvidados, endurecidos por el sufrimiento, mal alimentados y mal vestidos, varias veces ametrallados, los que me otorgaron esto que es para mí el verdadero Premio Nacional", afirma.

Dice esto Neruda porque ese mismo año había recibido el Premio Nacional de Literatura. Entonces ya había publicado títulos que son historia de las letras, entre ellos "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", "Residencia en la tierra" y "España en el corazón".

El poeta y Nobel de Literatura ha vuelto a ser noticia este año por dos acontecimientos: la exhumación de su cadáver, el pasado 8 de abril, enterrado en el balneario de Isla Negra, para comprobar si, tal como había denunciado su chófer, Manuel del Carmen Araya Osorio, había sido envenenado con una inyección letal doce días después del golpe de Augusto Pinochet, y la reedición de la obra "Discursos parlamentarios de Pablo Neruda. 1945-1948", de Leonidas Aguirre Silva, investigador histórico y literario, editado por Tácitas.

Los primeros exámenes radiológicos y de tejidos orgánicos, que el grupo de expertos que se encarga de la investigación de su supuesto asesinato entregó al juez Mario Carroza, confirmaron que Neruda padecía cáncer de próstata, algo que ya se conocía, en estado avanzado y con metástasis; pero ese primer estudio no descarta la posibilidad de que Neruda fuese envenenado. Todavía será necesario esperar unos meses.

En cuanto a la edición de sus discursos parlamentarios, el libro también tiene historia. Fue publicado por primera vez por Antártica, en 1997. Un poco antes de aparecer, según el relato de Leonidas Aguirre Silva, "nadie tenía una idea cierta, detallada y completa de la actuación de Pablo Neruda como senador".

Aguirre Silva realizó su investigación entre los años 1984 y 1986, todavía durante la dictadura de Pinochet, cuando, como él dice, la palabra "comunista" significaba tortura, fusilamiento o relegación. Contó con complicidades. Los empolvados volúmenes de los años en los que Neruda fue senador, custodiados en la Biblioteca del Congreso, se entregaban a un amigo del investigador, un deportista llamado Alonso Catalán Orrego, quien los llevaba a su domicilio. El libro se presentó en el Centro Cultural de España, en Santiago de Chile, a finales de 1997.

Un mes después, el presidente de la Fundación Pablo Neruda, Juan Agustín Figueroa, exigió el pago de los derechos de autor, amparándose en que ellos eran los representantes exclusivos de la toda la obra del poeta. El litigio llegó a los tribunales y, cuatro años después, se dictó sentencia contra la Fundación Neruda. Los documentos publicados en el Boletín de Sesiones del Senado son de orden público, y su dueño es el Estado, quien autoriza su publicación a los particulares, dictaminó el juez, entre otras contundentes reflexiones.

El libro, cuya primera edición había sido incautada por orden de la Corte de Apelaciones, fue devuelto a la empresa, pero desde hace diez años estaba agotado. Su reedición recupera la palabra del poeta senador quien, según la opinión de Volodia Teitelboim, que escribe un pequeño prólogo en la obra, "llegó al Congreso para servir al despojado". Y añade: "Lo hará con grandeza moral y también con amplitud de espíritu".

En su etapa como senador, Pablo Neruda se pronunció sobre cuestiones fundamentales de la época, aunque centró su atención en los problemas de su país y, entre ellos, los que afectaban a los más desfavorecidos: la catástrofe minera de Sewell; el aumento de los sueldos al profesorado, que vivía casi en la miseria; la huelga minera de Lota; se pondrá en pie para rendir honores a una maestra, amiga y poeta, Gabriela Mistral, cuando recibe el Nobel; hará suya la causa de los derechos políticos de la mujer; defenderá al poeta español Antonio Aparicio, perseguido en Chile, y rendirá homenaje a personalidades morales dispares y nobles como el senador Eduardo Cruz Coke, militante del Partido Conservador, que defendía a los obreros y familias del carbón arrojados de sus casas y expulsados de la zona por el Gobierno de entonces.

Como miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores, criticó con dureza el régimen de Gabriel González Videla, que ilegalizó el Partido Comunista pese a que la formación contribuyó a llevarlo al palacio de la Moneda.

Su trayectoria parlamentaria finaliza el 6 de enero de 1948 con el célebre "Yo acuso". Dijo Neruda, entre otras cosas: "Yo acuso al presidente de la República de falta de fe en su país, lo acuso de solicitar y soñar con empréstitos extranjeros, con la quimera del oro, aun a costa de recibir el país las peores humillaciones, en vez de formular una política grande, digna y amplia, que dé trabajo a los obreros chilenos y empresas a los industriales de nuestro país. Es de la profundidad de la patria de donde se sacan los recursos. Chile no quiere ser un país mendigo".