Continuó la feria taurina de Algemesí con el primero de los tres festejos de promoción con alumnos de las escuelas de tauromaquia, enmarcados en un concurso titulado Naranja de Plata. El triunfador del mismo tendrá derecho tanto a un trofeo como a participar en una novillada picada en la feria del año que viene. Un certamen novedoso con el que la comisión taurina de la ciudad ha tratado, con buen criterio, de promocionar a los más jóvenes dentro de su tradicional setmana de bous.

Para calibrar las posibilidades de los actuantes se lidiaron reses de las ganaderías de Javier Molina y El Parralejo. Los que saltaron ayer a la arena del singular palenque algemesinense lucieron una excelente presentación y dieron juego más que colaborador para los toreros. Bravos, encastados y sobrados de movilidad.

El manchego Pedro Jesús Merín se mostró como un torero enterado y con oficio. Fácil muletero, sus dos faenas, de largo metraje, resultaron tan cumplidoras como algo rudimentarias y faltas de expresión. Cortó dos orejas, pero en general anduvo por debajo de su buen lote. Lo mejor, su contundente manejo de los aceros. El valenciano Robert Beltrán es un rubio y espigado espada que trató en todo momento de hacer las cosas por la línea de la ortodoxia. A pesar de su bisoñez, lució por su apuesta compostura y buen concepto, cortando dos merecidas orejas.

Por su parte, el sobresaliente Vicente Jiménez se lució en sendos quites.