En los últimos 20 años, se ha especializado en la arquitectura aeroportuaria. ¿Cuáles son los principales aspectos que deben considerarse en el diseño de terminales?

Sin duda, el flujo de los pasajeros es muy importante y, por tanto, la calidad del espacio para ellos. También hay que considerar que un aeropuerto es un espacio de entrada y salida de ciudadanos de otro país, así que también es importante que, en cierta manera, se dé una imagen sobre el país o la ciudad a la que se está llegando. Luego, hay otras cuestiones, como la iluminación natural, pues, al ser edificios tan grandes, es muy difícil que la luz natural y la ventilación lleguen a todos lados, aunque esos son temas más arquitectónicos. Pero el criterio principal es la funcionalidad, que tenga un flujo sencillo para que los pasajeros lleguen a su puerta sin perderse.

En el diseño de aeropuertos, ¿cuál ha sido el mayor reto profesional al que se ha enfrentado?

Diría que las dos grandes obras son la T3 del aeropuerto de Málaga y la nueva terminal del aeropuerto de Alicante, aunque cada una tuvo una problemática distinta, que supuso un reto. También he proyectado otras de un tamaño similar, como el edificio terminal del aeropuerto de Sharm el Sheik, en Egipto, que no está construido aún. Quizás el mayor reto fue el atrio de Málaga, que responde a un concepto nuevo, con un hall exterior para las llegadas y una plaza con el intercambiador de transporte. En este sentido, invertimos mucho esfuerzo para conseguir la redirección de tráfico de vehículos con el objetivo de que los pasajeros que llegaran pudiesen tener un recorrido más fácil hacia su destino. Creo que eso se reflejó en la obra y en todos sus elementos porque llevamos ese concepto hasta el final.

¿Cómo surgió su interés por el diseño de terminales?

Pues surgió como casi todo en la vida, por casualidad. Mi estudio ganó el concurso internacional de la torre de control de Madrid-Barajas en 1997 y, de repente, con el tiempo, me he especializado en torres de control. Los proyectos de torres de control son como el caballo de Troya, primero pones la torre y, una vez que estás dentro, viene el encargo de la terminal. Después de esta obra, pensaba dedicarme a las terminales pequeñas, pero fui ganando varios concursos como la de Valladolid, la de León, la torre de control de Barcelona y de Santiago de Compostela. Pero no es que yo haya querido ser un arquitecto de aeropuertos, sino que es algo que va surgiendo porque en la profesión tiendes a orientarte hacia una especialidad.

¿Qué opina de la T4 en Madrid Barajas?

La nueva terminal de Richard Rogers es una de las mejores obras y de mayor calidad que se han construido en España en mucho tiempo.

¿En qué proyectos está trabajando ahora?

Pues acabo de proyectar la nueva torre de control de Bogotá y estoy centrado en un proyecto en México para el hangar presidencial, que se ha comprado un nuevo avión.