Obligaciones inherentes a sus múltiples desempeños empresariales les tienen ocupados en Granada y Alicante, por lo que al parecer no han tenido tiempo para hacer una presentación formal en Valencia, ni para la prensa ni para los aficionados. Y aunque ahora la pudieran convocar en los próximos días, poco habría entonces que presentar, una vez hechas públicas las combinaciones. Lo cierto es que se antoja que una plaza como la de Valencia y sus aficionados merecían un mejor trato. Debe ser una de las pocas ferias de nuestra piel de toro en la que los carteles se hacen públicos de esta manera cuasi clandestina. Pues bueno.

Unos carteles que, por otra parte, no pasan de la discreción. En consonancia con los tiempos de crisis que se están viviendo, se han preparado unas combinaciones que se podrían calificar de outlet y tendentes al bajo coste. El serial consta de cuatro corridas de toros, un festejo de rejones y dos novilladas picadas.

En él no tiene cabida la otrora tradicional novillada de la Escuela de Tauromaquia de Valencia y, eso sí, se vuelve a programar una desencajonada, que año tras año se va reduciendo a una mínima expresión. Este año se desembarcarán para el público tan sólo dos corridas. De traca.

En la programación no están gran parte de los espadas más relevantes del escalafón. No son todos los que están, ni muchísimo menos están todos los que son. No está José Tomás, con quien se intentó negociar hasta última hora, ni Enrique Ponce, más proclive siempre a anunciarse en otras plazas. Ni otros coletudos de los autodenominados grupos G, como Morante de la Puebla, Manzanares, Alejandro Talavante, Iván Fandiño o el propio Finito de Córdoba.

El presunto cartel estrella del abono lo integrarán El Juli y Miguel Ángel Perera con el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza por delante. Ahora parece que se ha vuelto a poner de moda el invento de las corridas mixtas con un rejoneador de ilustre telonero. Pero lo que se anuncia como un novedoso evento no se deja de ser un remedo de algo que en la temporada 1979 ya se inventó, con un cartel que por aquellas calendas integraban Joao Moura a caballo, Curro Romero y el por entonces novillero Pepe Luis Vázquez.

Por lo demás, el resto de las cuatro corridas son de muy desigual contenido. En la de los presuntos mediáticos, con los ya sempiternos Padilla y El Fandi, se ha colado Miguel Abellán tras sus arrestosas actuaciones en San Isidro. A Román se le ha dado un aceptable trato por sus poderdantes, metiéndole en un cartel de buen nivel con Castella y Daniel Luque. Y el plato torista, con los Cuadri, se reserva el requenense Jesús Duque, quien tras triunfar en su alternativa fallera se ve recompensado (¿?) enfrentándose a esta corrida de escasas garantías. Su esfuerzo se ha visto premiado con un contrato para la feria de octubre, en un cartel de escaso relumbrón.

En las dos novilladas actúan valencianos como Cristian Climent, Fernando Beltrán y el alumno de la Escuela de Tauromaquia de Valencia El Gallo y también se presenta el castellonense Varea, y el festejo de rejones ofrece un cartel más que aceptable.

El elenco ganadero está en la línea de la discreción aunque hay curiosidad por ver el juego de los astados de Enrique Ponce en una de las novilladas. Su debut como ganadero en esta misma feria hace ya cerca de dos décadas se saldó con un fracaso sonoro. Y la otra novillada es de Talavante.

El productor de arte ha programado una corrida nocturna, la del día 24, a las diez de la noche. Igual es un experimento para tratar de ofrecer en horario nocturno toda la feria en futuras ocasiones. Este año, la suerte ya está echada.