El director indio Zubin Mehta, hasta ahora Presidente del Festival del Mediterrani, escenificó ayer su desvinculación del Palau de les Arts utilizando los mismos argumentos que ha venido usando en los últimos dos años: el paulatino recorte presupuestario sufrido por el proyecto al que le unía desde 2002 y, sobre todo, la falta de colaboración del Ministerio de Cultura.

Su despedida tuvo muchos detalles simbólicos. Sin ir más lejos, su comparecencia no se celebró en el interior del edificio principal, alquilado en su totalidad para un congreso privado, sino que fue en el vestíbulo de la sala Martín i Soler. Allí le colocaron fotos de su paso por Valencia y una gran imagen en la que se leía «gracias». Pero el de Bombay no estaba ayer para bromas ni para detalles.

Con semblante serio, duro y un discurso único, el músico comenzó agradeciendo estos años de colaboración, alabando la orquesta que formó con Lorin Maazel, destacando el nivel artístico alcanzado en producciones como la Tetralogía que dirigió, pero también recordando que él nunca falló. Si vino a Valencia, añadió, fue por el nivel artístico que le habían prometido. Incluso manifestó que jamás había llegado tarde a un ensayo y había cumplido con su parte.

Hasta ahí estuvo sereno, pero a partir de ese momento se destapó. Dirigía la comparecencia. Y lo tenía muy claro. «Existe el rumor de que me voy porque me van a reducir el salario. Y eso no es verdad. Siento frustración. El motivo es la forma en que se está tratando a Valencia. Lo he dicho siempre. Hay dinero para el Liceo y a nosotros se nos trata como si fuéramos de segunda categoría», añadió el músico con el semblante serio y también algo incómodo por el papelón político que le tocaba jugar otra vez.

Hubo tiros para un medio de comunicación nacional por alusiones a su persona y aseguró que su relación con la conselleria de Cultura había sido cordial, queriendo poner un puente con aquellos del departamento que consideran que su salida es ahora necesaria por el coste de sus emolumentos y que se aproximan, según diversas fuentes, a los 500.000 euros.

Desveló que el jueves había hablado con el Presidente Fabra quien, según aseguró, le pidió que volviera y confirmó que el próximo año Les Arts tendrá el mismo presupuesto. Aún así, Mehta, no renovará su contrato ni pisará Valencia durante 2015. Si acaso, ya verá en 2016. Será según se desarrollen los acontecimientos. Ya lo advirtió hace un año: el trabajo en el mundo la ópera se programa con tiempo y él tiene su agenda.

«Rezaré para que el Palau de les Arts no se convierta en un teatro de provincias», dijo en alusión a un futuro construido sobre posibles nuevos recortes, al tiempo que destacó la fragilidad de una orquesta que empezó con 90 músicos y ahora cuenta con apenas 57, por lo que se han de contratar refuerzos continuamente. Fue en este punto cuando reveló que ayer mismo había firmado ya doce cartas de recomendación «porque no tienen garantías en su trabajo» para el futuro. No se apartó de un guión de agravios que lleva acompañándole desde hace un año.

El ministerio contraataca

Sus reivindicaciones eran recogidas con agrado por la consellera de Cultura, María José Català, que las calificó de «objetivas» y le sirvió para insistir en que «no se puede justificar que otras instalaciones españolas tengan una aportación tan dispar» a la que recibe el coliseo valenciano, pero también le vino bien al Ministerio de Cultura para recordar que si el Palau de les Arts percibe menos cantidad es porque en las otras entidades el Gobierno forma parte de sus órganos de gobierno desde su constitución.

Asimismo, recordó que «los criterios que se han venido aplicando a la hora de entrar o mantenerse en los patronatos de los teatros públicos está el papel activo del Estado en el impulso inicial y desarrollo del proyecto, así como la implicación política y corresponsabilidad económica de las otras administraciones competentes del ámbito local y autonómico», algo que no sucede en Les Arts.