Aviso, de entrada, para mitómanos: Vicente Blasco Ibáñez sólo aparece en una de las 54 imágenes reunidas en la exposición Vicente Blasco Ibáñez, cronista de la I Guerra Mundial, que el Centre del Carme de Valencia acoge desde ayer hasta el 16 de noviembre. Lo que el visitante encuentra es una selección de las alrededor de cinco mil imágenes que el escritor incluyó en los nueve volúmenes hoy una joya para bibliófilos de su Historia de la Guerra Europea de 1914 que su editorial Prometeo editó desde Valencia. Lo que se exhibe, pues, es la visión que el autor pudo y quiso mostrar de un conflicto que le preocupó y en el que puso su pluma al servicio de la causa francesa. Además del material gráfico se incluyen cuatro tomos de la gran crónica bélica blasquista, prestados por la Casa-Museo de la Malvarrosa.

El contenido visual se distribuye en doce ilustraciones de gran tamaño procedentes de fondos ingleses y franceses que se presentan «por primera vez en el mundo» algunas, con color y 42 reproducciones ampliadas en alta resolución de imágenes extraídas de la Historia de la Guerra Europea, explicó el comisario de la muestra, Enrique Viciano, codirector a su vez del filme documental El quinto jinete y director del congreso en torno a Arte, literatura y cine en la I Guerra Mundial que se celebra desde hoy hasta el sábado en la misma sala dormitorio del Centre del Carme donde se encuentra la exhibición. Este es el trío de actividades con el que la Conselleria de Educación y Cultura conmemora el centenario de la contienda y del inicio de la crónica de Blasco. Esta se extendió hasta el 28 de julio de 1919, tras la paz de Versalles.

Armas, la dureza del combate, la vida en las ciudades sin hombres y con las mujeres ocupando los puestos de trabajo, espías, estrategias de batalla o la inutilidad de la guerra son algunos de los temas de las imágenes que el escritor valenciano recopiló en París gracias a sus influencias tenía la Legión de Honor y era lectura obligatoria desde 1906 y envió a Sempere y Gascó Contell en Valencia para que las introdujeran en la Historia. Blasco Ibáñez, es conocido, no fue un cronista imparcial. Su posición, en la que creía apasionadamente, era la del propagandista que anima a derrotar al «enemigo teutón».