El conflicto en el IVAM llegó también ayer al pleno del Consell Valencià de Cultura (CVC). No tomó postura oficial, pero el tono de quienes se pronunciaron fue crítico con los primeros pasos en el museo del nuevo director, José Miguel G. Cortés. El escultor y presidente de la comisión de Arte del órgano, Vicente Ferrero, fue quien sacó a debate la decisión de suprimir la sala de Miquel Navarro. En su opinión, el proyecto es, «como mínimo, poco respetuoso con la obra de cualquier artista».
«No siga, porque el tema ya está en marcha», le cortó el presidente, Santiago Grisolía. «¿Qué marcha?», preguntó Consuelo Ciscar, exdirectora del museo. «Luego lo explico», terminó el científico, que más tarde dio la palabra al presidente de la comisión de Promoción Cultural, Vicente González Móstoles, para que comunicara lo hablado sobre el IVAM.
El arquitecto y exconcejal (PSPV) prepara una carta para invitar a Cortés a comparecer ante el órgano estatutario. El objetivo es «que dé razón de su programa», conocer «qué piensa hacer y cómo para juzgar mejor qué ha ocurrido con Miquel Navarro y otros, y después tomar decisiones».
Las palabras de Móstoles destilaron, no obstante, un tono crítico, ya que subrayó que el plan de actuación del nuevo director debería haber pasado por el CVC y, no sólo eso, «la institución debería haber formado parte del jurado» que eligió al sucesor de Ciscar.
Decisión «unilateral» de esta última fue, según la actual dirección, instalar la exposición permanente sobre Navarro. Ella no quiso replicar ayer a Cortés y se limitó a señalar a los periodistas que siente «un gran respeto por el IVAM y por los artistas, porque sin estos no hay museo. Me da mucha lástima lo que está pasando, pero estoy segura de que la consellera (María José Català) lo zanjará».
