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Entrevista | Vicent Borràs

"La Primavera Valenciana no se ha apagado"

«Primavera encesa» (Bromera) es la novela con la que Borràs (Algemesí, 1962) ganó el premio Blai Bellver de Xàtiva y que ha llegado a las librerías hace unas semanas

"La Primavera Valenciana no se ha apagado"

La «Primavera encesa» se ha apagado?

Creo que no. Lo que muchos jóvenes valencianos vivieron aquellos días de febrero difícilmente se puede apagar. Los responsables de las cargas policiales encendieron las conciencias de unos adolescentes en un momento delicado: el proceso de elección de identidad. Eso no se apaga tan fácilmente. Otra cosa que es que se mantenga activa la virulencia y vivacidad de aquellos días.

¿Podemos es hijo de esa primavera?

No, por cronología no puede serlo. A mí me parece que los padres de Podemos ya hace años que iban cocinando esta organización. Más bien, tanto el 15-M como Podemos, y más puntualmente la Primavera Valenciana, son producto de los tiempos de crisis y de descrédito generalizado de la política que nos ha tocado vivir.

¿Está la enseñanza en la C. Valenciana mejor después de las protestas de 2012?

No, está como estaba. Los recortes continúan y la cosa no cambiará hasta que los que mandan (sean de una u otra opción) no entiendan que la enseñanza y la educación son la base de la sociedad y nuestro futuro. Que no se trata de un negocio, sino de una inversión. Ahora bien, una cosa ha cambiado: los estudiantes ya han tomado conciencia y han aprendido a decir basta y a salir a la calle, si hace falta.

Se habla de teatro de urgencia, ¿«Primavera encesa» es narrativa de urgencia, próxima en el tiempo, los lugares y los hechos?

Entiendo que toda la literatura es de urgencia. Yo, como narrador, tengo urgencia de explicarme el comportamiento humano en el presente, ante la crisis y las circunstancias que nos hacen estar aquí o allí enfrente. El escenario de Primavera encesa es febrero de 2012, pero los temas (el odio, la revuelta, el descubrimiento del amor y el sexo, la xenofobia, la violencia...) son atemporales.

¿Es una demostración también de que con buenos sentimientos se puede hacer una buena novela?

He intentado hacer una novela usando a partes iguales algunas vísceras como el corazón y el hígado, pero también el cerebro. La valoración del resultado ya no me corresponde a mí.

Unos de extrema derecha hablando valenciano, eso sí es ciencia ficción...

El valenciano, como lengua de uso sobre todo en ámbitos coloquiales, no es exclusividad ni de la derecha ni de la izquierda. Conozco gente de extrema derecha que lo habla. Pero la cuestión es otra. La normalidad lingüística y literaria comporta caracterizar a los personajes por los registros empleados, no por las lenguas. Y en la novela hay unos cuántos tics lingüísticos y estilísticos que ayudan a configurar los personajes por la procedencia, la edad o la ideología.

¿Usted que está en contacto con gente joven, comparte las visiones pesimistas sobre el futuro del valenciano?

Yo me contagio del entusiasmo de la gente joven. Las cosas, no nos vamos a engañar, no están para tirar cohetes. Pero el tiempo del victimismo ya ha pasado. Tenemos que mirar al futuro y, si este tiene algo, es que está por construir.

¿Cree que la literatura en valenciano tiene que acercarse al público con un lenguaje sin cultismos y un ritmo que la haga accesible?

Creo, como decía Joan Fuster, que la obligación del escritor es hacerse leer y entender. Por eso la literatura, en la lengua que sea, tiene que tender a llegar al lector. Ahora bien, cada autor, tiene que crear su propia lengua literaria. Cada uno tiene que cocinarse sus cultismos y coloquialismos, sus ritmos y cadencias, como crea. Eso es el estilo.

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