Entrevista | Enrique Ponce
«Estamos en una etapa en la que prima el toreo forzado y crispado»
"Ahora toreo mejor que nunca" - "José María Manzanares ha sido para mí una referencia, el maestro", afirma el torero

Enrique Ponce.
enrique amat | valencia
Recién llegado de su periplo por plazas mejicanas, Enrique Ponce pasó unas horas en Valencia para asistir a la presentación de un nuevo libro sobre su figura. La obra, Enrique Ponce: biografía artística y estadística, de Paco Delgado, recoge los 25 años de trayectoria como matador de toros del torero de Chiva, con una estadística completa de su carrera, en la que ha estoqueado ya más de 4.500 toros.
Unas cifras que marean. «La verdad es que a mí mismo me sorprenden los números de mi carrera. Lo cierto es que no es una cosa buscada, porque nunca lo he perseguido ni he toreado para hacer números. Pero he alcanzado estas cifras, y la verdad es que da aun poco de vértigo. La importancia de ellas es porque a la hora de hacer una valoración, son algo objetivo, que pone de manifiesto lo que ha sido una carrera. Pero en el toreo las cifras son secundarias. Lo verdaderamente importante son las sensaciones, los sentimientos, el torear cada vez mejor. Eso es lo decisivo. Porque yo el toreo lo veo como un arte, como una expresión artística impresionante, no como una estadística. Y el arte es subjetivo».
Si uno llega a estas cotas, se antoja difícil encontrar alicientes al día a día. «Al contrario. Porque yo siempre he querido mejorar, nunca me he conformado con lo que iba alcanzando. Y ello exige esfuerzo, sacrificio, afición. Porque cuando uno está en el toro, está. En mayúsculas. Con todas las consecuencias. Y es que lo que uno consigue alcanzar en la vida, nunca es gratuito, lleva detrás mucha dedicación y esfuerzo, y más en el toreo».
Enrique tiene muy claro que todavía tiene mucho que decir en el toreo. «Por supuesto. Si no, ya estaría en mi casa. Todavía busco una evolución, y yo mismo sigo evolucionando, tratando de profundizar en mi toreo. Busco torear más despacio, reducir y ralentizar la embestida del toro, sentir que lo transporto donde yo quiero. Que me lo paso cerca y por delante, que no lo llevo de acá para allá. Me gusta sentir lo que hago, y si uno siente, eso transmite a la gente. Pegar pases porque sí, eso me aburre. Quiero sentir cada momento. Y sin perder de vista la naturalidad, que es muy importante, sobre todo en una etapa como ésta en la que prima el toreo forzado y algo crispado. Esto lo aprendí de José María Manzanares, que para mí ha sido el torero de referencia, el maestro».
Tras sus recientes y triunfales actuaciones en plazas mejicanas, Enrique afronta esta temporada con ilusión. «En estas corridas en Querétano, Moroleón y en la Monumental me he encontrado muy bien. Y lo de Lima también fue muy importante. Pienso que ahora estoy toreando mejor que nunca. Toreo como lo siento. Estoy en un momento muy bueno, aunque no hay que olvidar que a veces sale un toro que te complica las cosas, y entonces hay que decir '¡con su permiso!'»
Ponce declara que no tiene la temporada prefijada. «A fecha hoy, sé que voy a Castellón el día 14 de marzo y poco más. Lo de Valencia estamos en ello, y las otras plazas ya llegarán. Yo voy paso a paso. No sé todavía cómo será mi campaña, y tampoco me gusta planificar a largo plazo. A mí lo que me hace ilusión es torear. Y aquí, el que torea es el que interesa. Al público y a las empresas. Y yo me encuentro bien para seguir interesando. Y esto de ir cumpliendo años y sentir que te encuentras bien, es algo muy importante».
La temporada pasada tuvo unos comienzos complicados con la cornada de Valencia. «Fueron momentos muy duros, pero estas cosas las tiene el toreo. Y esta maravillosa profesión está salpicada de triunfos y de sangre. La vida de los toreros tiene muchas satisfacciones, pero también pende de un hilo. Y aquel día me pude quedar en la plaza, pero gracias a Dios no había llegado mi momento. Después, la ilusión por estar en Sevilla me hizo recuperarme más pronto de lo que pensaba. Y luego en Madrid, tras cinco años ausente, me hicieron un recibimiento muy emotivo. Y en Bilbao, y en otras plazas donde toreé muy a gusto».
Para Enrique, las claves del éxito están muy claras. «Sobre todo, hay que tener mucha humildad. Y luego todo es una mezcla de afición, la inteligencia y el trabajo. Sobre todo trabajo, y entrenar, y entrenar, y entrenar. Y, como digo, siempre con el permiso de su majestad el toro. Porque si éste dice que no, no hay tu tía. A los toros hay que saber buscarles el fondo que llevan dentro. Y si es bueno, ayudarles para que lo vayan sacando. Al toro siempre hay que ayudarle. Porque, a las bravas, a cojones, te gana él. Por eso, para estar en esto hay que tener casta, cabeza, fe en Dios y creer en uno mismo. Y suerte. Mucha suerte también».
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