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Entrevista

Carlos del Amor: "Nos gusta abrir la ventana para enseñar solo lo bueno"

Entre los Goya y los Óscar, el periodista cultural de TVE presenta su primera novela, «El año sin verano» (Espasa)

Carlos del Amor: "Nos gusta abrir la ventana para enseñar solo lo bueno"

¿Llamaría autoficción a su novela?

No es mal género, porque hay mucho de autorrealidad mía y mucha ficción. Está bien? Una de mis intenciones era jugar con el lector a que la frontera entre la realidad y la ficción estuviera muy difusa.

¿Pero se plantea profesionalizarse como escritor?

Es un hobbie todavía. He tenido la excelente oportunidad de publicar y que la gente entre en las historias, pero de momento es una afición tomada con mucha responsabilidad.

¿Observa mucho ego en la narrativa española actual?

No en exceso. Suele ser un gremio bastante humilde para el mérito de lo que hace.

Pero las novelas cada vez hablan más de los mismos escritores?

Sí, eso sí, pero entiendo que la gente escriba de lo que más sabe y para eso has de ponerte muchas veces en primer plano. No creo que sea cuestión de ego, sino de practicidad. Y tiene riesgo, porque expones más que contando una batalla de hace cinco siglos.

Los recortes y las privatizaciones se cuelan en la narración. ¿Imposible eludirlos hoy?

Claro. Es que estamos viviendo en un mundo recortado. Al jardinero le quieren privatizar los jardines. Es una metáfora de estos tiempos: recortar en jardines es recortar en la vida, que es lo que está pasando.

¿El escritor siempre es un fisgón?

Siempre es un voyeur, imagina las vidas de lo que ve al otro lado de la ventana y para imaginar, hay que tener los ojos bien abiertos.

«Nos hemos inmunizado contra el dolor ajeno». Eso sí que es grave, ¿no?

Sí. Si vemos pasar a alguien llorando, dejamos que pase. Ya no digo a nivel global. Los muertos en Siria e Irak pasan y seguimos comiendo. No sé qué vacuna nos han puesto, pero por desgracia funciona.

El libro también ilustra que todos mentimos en nuestras vidas...

Las maquillamos. Cuando abro Facebook, la gente pone fotos idílicas de una biografía maravillosa porque nos gusta abrir la ventana para enseñar solo lo bueno. Nadie cuelga las fotos de la cola del paro.

Una novela con esquelas. ¿Cómo le gustaría la suya?

No creo que hubiese. No tengo un epitafio preparado. Quizá: «Fue medianamente feliz, le gustaba contar historias?»

Una novela de historias cruzadas. ¿Hay mucho cine en ese recurso?

Es que uno trabaja en esto, ve cine y eso va dejando imágenes en el subconsciente: Babel, Crash y hasta La comunidad. También hay 13 Rue del Percebe. Me gusta ver los edificios medio derruidos, lo que las paredes cuentan, como un corto de los Goya.

Ya que lo saca. ¿Se le hizo larga la gala?

Un poco, pero es inevitable, porque son 29 premios, con sus agradecimientos y nadie habló un minuto. Al ser sábado se perdonaba. La audiencia ha sido buena, Dani Rovira estuvo fantástico y tuvo un arranque potente como yo no recordaba.

¿Le cuesta ser un rostro conocido?

No lo soy tanto. La gente es muy amable y te saluda, pero no estoy sujeto a un peso de la fama que me impida poner un pie en la calle. Sería terrible.

¿Está comprando papeletas para grandes premios, como el Planeta?

¡Qué va! Le tengo mucho respeto. El Planeta es algo que ves en la tele, al otro lado. No me imagino en el puesto de ganador.

¿Es feliz en TVE? Otros compañeros lamentan el momento actual y denuncian presiones...

Soy relativamente feliz, afortunado de estar en TVE, la de referencia, con sus altibajos. Soy un privilegiado: estoy en cultura y tengo plena libertad. Pero es verdad que el entorno está revuelto. De todas maneras, TVE es un animal que sobrevive a todas las etapas.

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