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Muestra

El mundo del pianista perfecto

Una exposición en el Palau de la Música recupera la trayectoria del pianista y director José Iturbi a través de imágenes y objetos personales - La muestra aborda uno de sus periodos menos estudiados como su relación con la Orquesta Municipal de Valencia

El mundo del pianista perfecto

Los musicólogos y quienes llegaron a conocerlo consideran a José Iturbi el pianista perfecto, el virtuoso que encandilaba a los auditorios de todo el mundo. Pero había otro más personal, humano, versátil, comprometido con su tiempo y su ciudad. Y eso es lo que acerca la exposición Iturbi y la Orquesta de Valencia inaugurada ayer en el Palau de la Música y que conmemora el 35 aniversario de su muerte y el 120 de su nacimiento.

Esta exposición toma el relevo a la organizada con motivo de su centenario, pero es mucho más completa ya que para su selección se ha buceado en infinidad de archivos y legados, lo que ha permitido sacar a la luz documentos, imágenes y objetos „hasta una pequeña botella de vino de Jerez que un crítico compró en la subasta de sus bienes„ con los que reconstruir su trayectoria vital y profesional.

En ella se agrupa también el legado que los propios herederos, a través de su fundación ya desaparecida, cedieron al Palau de la Música en 1995 en agradecimiento a que la sala principal del auditorio llevara su nombre, o su piano de ensayo adquirido años después.

Medallas, condecoraciones, dos discos de oro „fue el primer artista que lo logró en EE UU con sendos trabajos de música clásica„, carteles de las siete películas de la MGM en las que apareció o a las que puso música gracias a su amistad con el productor Joe Pasternaken „ le valieron cierto distanciamiento de la crítica americana de la época ya que lo acusó de buscar el éxito fácil„, partituras, cartas, manuales de piano, programas de mano, tanto de sus actuaciones como solista y director de orquesta, o documentos personales se encuentran en la sala de exposiciones del Palau. Junto a todo ellos más de trescientas fotografías que descubren a Iturbi desde su infancia hasta su muerte en 1980 en Beverly Hills donde residió después de su paso por París, Zurich o Nueva York.

Pero, además de todos estos aspectos, la exposición, coordinada por Luisa Carrillo, centra también su mirada en un aspecto mucho más cercano como fue la relación que Iturbi mantuvo con la Orquesta de Valencia, un periodo apenas estudiado, a la que estuvo vinculado desde 1948 hasta 1974, bien como director invitado o incluso titular en un corto periodo de tiempo. Llegó a dirigirla en 113 ocasiones. Pero fue suficiente para que la entonces Orquesta Municipal pudiera ser protagonista de la mayor gira que ha realizado en toda su historia, una turné de más de un mes que le llevó por Francia e Inglaterra en 1950 con gran éxito, o la que realizó por España en 1957 con motivo de la Riuà y en la que se recaudaron fondos para ayudar a los damnificados.

Pese la complejidad de su personalidad y su carácter, como recordaba ayer Ramón Almazán, subdirector del Palau y autor de una monografía publicada con motivo de la exposición, Iturbi siempre estuvo cerca de la sinfónica valenciana, le permitió que junto a ella actuaran primeras figuras de la época y como un crítico de la época dejó escrito, demostró que nunca hubo en él fecha de caducidad.

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