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Música

Reinventar a Stravinsky

El Liber Quartet estrena una versión ampliada por ellos mismos de «La Consagración de la Primavera» para dos pianos y percusión - La Sociedad Filarmónica propicia hoy el estreno

Reinventar a Stravinsky

El reto es grande, pero la experiencia resulta una garantía. Y si a ello se le añade una partitura capital en la historia de la música del siglo XX, como es La Consagración de la Primavera de Stravinsky para dos pianos y dos percusiones el atractivo crece. Pero no acaba ahí, porque además la partitura que el compositor ruso escribió en 1913 en París para la compañía de Ballets Rusos ha sido revisada y ampliada. Por tanto, el espectáculo está garantizado.

«Es un reto porque hay que dar la sensación de que suena toda la orquesta. Técnicamente es una obra muy difícil, muy visceral y con la percusión aún gana más», sostiene el percusionista Jesús Salvador «Chapi» autor de los arreglos y junto a Javier Eguillor, timbal solista de la Orquesta de Valencia, promotores de esta página con la que seguir investigando y creciendo como músicos. Junto a ellos los pianistas Carlos Apellániz y Carles Marín, dos reconocidos y premiados solistas.

La cita es esta tarde en el Palau de la Música dentro del ciclo de conciertos de la Sociedad Filarmónica que mantiene su apuesta por la innovación y la diversidad.

«No es una formación habitual ni una obra que se interprete generalmente en cuarteto», añade Eguillor quien recuerda que habitualmente son cuatro o cinco músicos quienes se encargan de la percusión cuando se interpreta con formación orquestal.

«Nuestro reto es que dos músicos aborden todo el trabajo. Hay momentos que necesitan de mucha concentración y al ser una formación tan singular hay que acoplar todos los conceptos rítmicos. Necesita de mucho tiempo de ensayo», añade el solista de la OV que en breve ofrecerá en Montecarlo el concierto de Philip Glass para percusión y orquesta que estrenó en Valencia junto a la sinfónica de la que forma parte.

Así que «Chapi» y Eguillor deberán de asumir el uso de cinco timbales, bombo, tan tan, platos, xilófonois, vibráfonos, wiro, triángulos y compenetrarlos con los dos pianos, cuyo intérpretes tocan de espaldas con la percusión metía en medio de ambos.

«Al público le gustará porque es algo muy especial que no se puede ver siempre en un auditorio, un verdadero espectáculo», comenta Eguillor sobre esta pieza en la que llevan trabajando dos meses y que cerrará un concierto que se abrirá con otra obra muy especial la Sonata para dos pianos y percusión de Bartok. Ambas obra serán grabadas.

Para el percusionista de Xixona afrontar este reto este ha sido gracias a la Filarmónica que mantiene viva la música de cámara y apuesta por ideas singulares. Esta Consagración, sin duda, que lo es. De ahí la expectación generada.

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