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Entrevista | Miguel Falomir

"¿Sobran museos? Nada que sea cultural sobra en España"

El historiador valenciano afirma que el Prado estaba «demasiado ensimismado en su dimensión española»

"¿Sobran museos? Nada que sea cultural sobra en España"

De conversación fácil, el profesor de Historia del Arte de la Universitat de València mira la realidad valenciana desde la distancia, pero no alejado de ella. Hasta ahora era jefe de departamento de Pintura Italiana del Renacimiento del Museo del Prado. El 1 de junio pasará a ser el nuevo director adjunto de Conservación e Investigación.

¿Un sueño cumplido?

Diría que no, porque nunca me lo había planteado. Sí que es una gran satisfacción. El ofrecimiento fue una absoluta sorpresa.

¿Cuándo fue?

Me lo dijo el director hace unas semanas y? muy honrado, vaya.

Describen su trayectoria académica como «díscola»?

Digamos? diferente. He tenido la suerte de poder hacer lo que me apetecía e ir por unos caminos pocos transitados.

¿Llega para cambiar muchas cosas en el área de conservación del Prado?

No. Tengo la suerte de coger el testigo es un momento extraordinario del museo, aunque hay pocas instituciones culturales tan dinámicas, sujetas a una continua renovación y tan bajo la lupa de la opinión pública como los museos. Eso exige una atención constante, porque si ahora las expectativas son buenísimas, en dos años pueden ser un desastre. La dirección sí me ha pedido que haga hincapié en la parte de educación e investigación. Se trata de articular programas que capten la atención de los investigadores y, por otro lado, lograr difundir la riqueza de nuestros fondos al espectro más amplio de la sociedad.

Ha demostrado que es capaz de ser crítico con el museo, del que ha dicho que estaba encerrado en sí mismo?

Es que creo que es así. El Prado estaba demasiado ensimismado en su dimensión española. Hasta 2003, con la nueva dirección, no había hecho ninguna exposición de pintores no españoles, cuando tiene colecciones fabulosas, desde Van der Weyden a Rubens, Tiziano y otros. Ha habido un proceso de homologación con las grandes pinacotecas internacionales, ninguna de las cuales se circunscribe a los pintores del país.

¿El Prado guarda muchas sorpresas como la de la Gioconda?

El museo tiene miles de cuadros, que están guardados o depositados en otros museos españoles. Siempre cabe la posibilidad de que aparezca algo nuevo, pero lo de los tesoros ocultos del Prado es un poco mito. Lo realmente bueno está expuesto en las salas. Sí es verdad que hay pintores que no han recibido la atención que merecían y nuestra obligación es llamar la atención sobre ellos.

¿El patrimonio perdido del Prado también es un mito?

Existe el Prado disperso, los fondos distribuidos, pero están magníficamente catalogados. Algunas obras, por avatares de la historia, desde la Guerra Civil al asalto de la embajada de España en Portugal, se han ido perdiendo, pero son una cantidad ínfima y como consecuencia de desgracias imprevisibles.

¿Da miedo cambiar una atribución como hizo con la Gioconda?

Es siempre un motivo de responsabilidad. Ha de ser la consecuencia de toda una serie de estudios previos y conviene ser humilde, porque la grandeza de las disciplinas humanísticas es que no son ciencias exactas. Lo que hoy no sospechamos, al cabo de una generación hay más elementos para juzgarlo y demostrar que estábamos equivocados. Es muy difícil decir la última palabra en arte y en cualquier disciplina humanística.

¿El padre del Prado no era Velázquez? Ahora viene usted y dice que es Tiziano.

Como estoy con el catálogo razonado de Tiziano? [ríe] Yo creo que lo es en la medida que el Prado, como lo entendemos hoy, es básicamente la antigua colección real y que el primer pintor que fue coleccionado sistemáticamente por los reyes de España fue Tiziano. En torno a él se articuló la colección real. Se coleccionaban aquellos pintores que se asemejaban a él o transmitían sus valores estéticos. La expresión de la paternidad, en todo caso, es de un hispanista de finales del siglo XIX.

Con todo, ¿falta investigación hoy de los clásicos del arte?

No, pero tenemos que pensar en el futuro y ahí sí que la situación no es tan halagüeña. En los últimos años ha habido un desplazamiento del foco de interés desde los maestros antiguos no ya al arte contemporáneo, sino ultracontemporáneo. Ahora es difícil encontrar un estudiante universitario interesado por el arte anterior a 1980. Una de mis misiones es volver a llamar la atención sobre Tiziano o el Bosco.

¿El peligro, al final, es convertir los museos en parques temáticos?

Los museos antes eran instituciones exclusivamente culturales y hoy son algo más. Se les pide que sean dinamizadores sociales y económicos. Ninguna otra institución cultural ha asumido tantas funciones. Lo vemos en la proliferación en la geografía española. Y muchos de ellos, es verdad, se han hecho siguiendo unos modelos, una especie de franquicia.

¿Sobran museos entonces en España?

En España nada que sea cultural sobra. Ningún euro está mejor invertido que el dedicado a cultura. Pero es verdad que, si se racionalizan las cosas, todo el mundo acaba beneficiado.

¿Como valenciano, le duele el Museo de Bellas Artes?

Creo que es un magnífico museo y, sin entrar a criticar la labor de los colegas, creo que ha conocido tiempos mejores.

¿Por la falta de equipo investigador?

Cuando uno ve que un museo como el de Valencia no tiene plantilla científica parece aterrador. Porque este sí que no es una franquicia, tiene una colección extraordinaria y todos los títulos para ejercer una función extraordinaria.

¿Lo de la segunda pinacoteca de España es de broma entonces?

Bueno, si le preguntan a un catalán seguro que dice el MNAC. Pero no hay duda de que es uno de los mejores museos de España.

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