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Feria del libro

La Fira de la resistencia

La fiesta del libro celebra el medio siglo con más espacio, el mismo presupuesto y sin un apoyo especial de las instituciones - El certamen se consolida como el segundo de España tras el de Madrid

La Fira de la resistencia

Cuando la Fira del Llibre empezaba a caminar, Franco aún vivía, la organizaba el Sindicato de Artes Gráficas y tenía una reina honorífica, que fue Mayrén Beneyto, ahora concejala de Cultura del Ayuntamiento de Valencia. Han transcurrido cincuenta ediciones, ha pasado casi de todo „amenazas, cierre de las casetas por la presencia de falangistas de camisa azul y boina roja, visitas de príncipes que hoy son reyes?„ y la fiesta continúa. Diferente, pero viva. «Gracias a la resistencia del sector», dijo ayer la directora del certamen, Glòria Mañas. En especial, la del Gremi de Llibrers, organizador principal, apoyado los últimos años por la Associació d'Editors (AEPV) y la de ilustradores.

Serán 50 ediciones con la que arranca el día 22 „hasta el 3 de mayo„ y la estructura se mantiene sin revoluciones («porque funciona»). El principal cambio de esta Fira es que gana espacio, al ocupar la Avenida de las Palmeras del Jardín de Viveros, donde se instalará el nuevo «café con autores» y el plató para entrevistas grabadas, además de los expositores de instituciones. Entre ellos, el de Levante-EMV. El grueso de las librerías continuará en el Paseo Antonio Machado, mientras que la carpa de editores, ilustradores y escritores valencianos, que tendrán más visibilidad, crece (de 150 a 375 m2) en la explanada central, junto al escenario para conciertos y el área de fomento de la lectura. La biblioteca será también más grande gracias al apoyo de la red de bibliotecas municipales de Valencia.

El número de casetas (81) se mantiene estable con respecto a las últimas ediciones (82 en 2014), aunque debutan tres librerías (Bartleby, de Valencia; Palmaret, de Alboraia, y Llum de Lluna, de Quart de Poblet), a pesar de que el Gremi ha sufrido algunas bajas por la crisis de consumo.

El presupuesto tampoco se mueve (en torno a 230.000 euros, cuando en 2009 eran 400.000), sin que la Fira reciba aportaciones especiales de las instituciones por el medio siglo. La Diputación de Valencia mantiene sus 6.000 euros y el ayuntamiento, sus 9.000, si bien suma la colaboración de red de bibliotecas. La ayuda de la Conselleria de Cultura, que el año pasado ascendió de 67.000 a 82.000 euros al quedarse la feria del libro de Alicante fuera del reparto, es como siempre un enigma „se suele conocer en junio„, aunque sí ha ampliado los talleres de animación lectora para niños, cuyo coste asume (de 10.000 a 16.000 euros). Mañas explicó que la aportación de 2014 del departamento autonómico aún no la han cobrado: si la costumbre se mantiene, llegará horas antes del inicio del certamen.

Una exposición fotográfica conmemorativa de los 50 años y la habitual de los ilustradores, dedicada esta vez a Ovidi Montllor y la cançó, son las principales actividades paralelas, junto a mesas redondas, presentaciones y conciertos. Una novedad es una fiesta la noche del día 24 en la que se entregarán 50 reconocimientos a colaboradores habituales.

La Fira reivindica su modelo, en el que además de vender, «el objetivo fundamental es la difusión y promoción del libro». Por expositores, visitantes „espera superar los 400.000„, ventas y actividades, es la segunda de España. La primera, según la lectura de Mañas, porque la de Madrid (más antigua también) no es la feria del libro de la capital, sino de España.

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