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Crítica musical

Buen trabajo, Eduardo

El próximo 31 de agosto se jubilará Eduardo Montesinos Comas, director del Conservatorio Superior de Valencia. Aunque sólo sea por ser más recientes, del abundante y provechoso legado que deja destaquemos aquí sólo dos logros que por sí solos justificarían de sobra la felicitación con un «Buen trabajo, Eduardo». Extraído del capítulo de la gestión administrativa, el de la actual sede del Conservatorio convoca sobre todo el agradecimiento de todos los afectados por la pedagogía musical en nuestra ciudad. Me refiero, naturalmente, a la actual sede del Conservatorio, y en especial a su auditorio, que tanto costó que se construyera en debida forma antes de que por fin se inaugurara en 2010.

El otro tiene que ver con la faceta de Eduardo como artista: su Concierto para violín, estrenado en 2004 y ahora repuesto como oportuno homenaje de despedida. Riguroso en la forma, muy personal en su variada inspiración, su atractivo es fuerte e inmediato. Manuel Serrano Lledó, natural de Sueca, desempeñó su parte solista con sonido grato, mecanismo fácil y fraseo musical.

El programa, abierto con la Marxa del rei barbut de Matilde Salvador, se cerró con los Carmina burana, ambas obras dirigidas sin partitura y sí con mucha seguridad por la bocairentina Pilar Vañó, actualmente profesora de dirección de orquesta en el Conservatorio. Entre los solistas gustó en especial la soprano. El arranque de Estuans interius, de por sí ya demasiado alto y fuerte, fue además demasiado rápido para un barítono más cómodo en la reprise y que por lo demás se defendió con maña en otros momentos de dificultad, como el Dies, nox et omnia. El tenor cumplió sin más.

Salvo por algunos apuros de las sopranos por arriba (en el dolcissimo de la Danza, por ejemplo) y esporádicos desajustes (en los contrapuntos del Bibit, por ejemplo), bien los colectivos.

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