La periodista Carmen Enríquez, autora del libro Felipe VI, la Monarquía renovada, considera que en el primer año del nuevo reinado se han dado «pasos de gigante» en la reforma de esta institución, si bien el rey debe «seguir profundizando» en este camino y acercarse a la población más afectada por la crisis.

En su obra, editada por Planeta, Enríquez relata con detalles poco conocidos el proceso que condujo desde la decisión del Rey Juan Carlos de abdicar hasta el día en que don Felipe toma el relevo de la Corona «en el peor momento de la institución», así como las principales iniciativas del nuevo Monarca y la transformación de doña Letizia hasta que «encuentra el sentido a ser reina».

Además, dedica el último capítulo a analizar los retos y riesgos que afronta el reinado de Felipe VI, quien, según afirma la autora, debería protagonizar gestos de acercamiento a la población «más vulnerable», la que peor lo está pasando con la crisis económica, pese a que la Casa del Rey tema incurrir en iniciativas que se puedan interpretar como «populismo».

El balance de este primer año «es muy positivo», se han hecho «muchísimas cosas» en favor de la transparencia y la austeridad, pero «hay que hacer más», porque, si no, ese impulso «se puede quedar en papel mojado» y, frente al «vuelco espectacular» de las encuestas tras la abdicación, el grado de aceptación ciudadana ante el nuevo monarca «se puede estancar o incluso empezar a bajar».

Al exponer los antecedentes de la abdicación y el día a día del discreto proceso con el que se preparó el relevo, Enríquez destaca la importancia del papel del entonces líder del PSOE, Pérez Rubalcaba, quien actuó como un verdadero «hombre de Estado» para facilitar el éxito de la operación y evitar cualquier tentación republicana en su partido.

También menciona las dudas de don Juan Carlos sobre la idoneidad de doña Letizia como reina, unas dudas que mantenía cuando decidió abdicar, a juicio de Enríquez, quien precisa que la sintonía entre ambos «no ha sido buena nunca» y apunta que ella «es una mujer de carácter, espontánea», que «dice las cosas como las piensa».

La autora recuerda que, ante las críticas que recibía como princesa, llegó a mostrar conductas «completamente inapropiadas», como aislarse en las recepciones, pero cambió de actitud al saber que iba a ser Reina, dispuesta a demostrar que «no es una persona irresponsable ni frívola» y que estaba decidida a apoyar a su marido y contribuir al prestigio y la buena imagen de la Corona.