Con sus nuevas propuestas, como Caprasia, además de un buen vino parece que ha tratado de transmitir un mensaje...
Sí, es cierto. los descubrimientos arqueológicos realizados evidencian que la tradición vitivinícola de Utiel-Requena data de hace más de 2.700 años. Y que los Íberos tenían en la zona de Las Pilillas la primera bodega de la península. Por eso, en las etiquetas del vino Caprasia he tratado de contar esa historia.
Pero lo suyo no sólo se ha quedado en las etiquetas sino que apuesta por una elaboración como se hacía en el Siglo V a.c.
Es cierto, mi idea es hacer todo lo posible por asemejarnos a como hacían el vino los Íberos. Por eso utilizo unas ánforas, hechas de terracota, para su microcrianza. Los Íberos llamaban a la comarca Caprasia, que significa, tierra de las cabras, que es la zona situada entre el río Cabriel y la Sierra de Cabrillas, y por eso decidí poner ese nombre al vio.
Me consta que hay una propuesta para que la zona de Las Pilillas sea declarada Patrimonio de la Humanidad.
Estamos hablando de algo realmente importante porque es la primera bodega de la península Ibérica. Hay una propuesta para que la Unesco la declare patrimonio de la humanidad, la Consellería de Cultura lo tiene en estudio, y sería algo realmente importante. Estamos hablando de la primera bodega pero también de la primera factoría porque en esa época ya podemos hablar de que existe una industrialización del vino.
Con Caprasia ha querido rendir homenaje a los Íberos, y con Pago de los Balagueses, otro de sus vinos, a los fenicios.
En la etiqueta de Pago de los Balagueses hay un barco fenicio porque se sabe que fueron los primeros distribuidores del vino de la comarca. Es una zona próxima a Las Pilillas y se utilizaba el río para su transporte.
¿No le da la sensación que pese a que estamos hablando de hace casi 3.000 años de historia del vino en Valencia se nos conoce desde hace muy poco tiempo?
Es verdad. La historia del vino en la comarca de Utiel-Requena data desde el Siglo V a.c., pero los vinos valencianos sólo han tenido un auge desde hace diez años. Hemos estado mucho tiempo aletargados, va en nuestro carácter como pueblo, haciendo el vino a granel y sin embotellar. Lo hemos vendido a granel y no nos hemos preocupado de nada más, por eso otras denominaciones nos llevan muchos años de ventaja. Hemos tenido tiempo para hacer una marca propia y de reconocido prestigio a nivel mundial pero no lo hemos hecho.
¿Entonces somos un poco Quijotes?
En cierta medida sí, porque es una lástima tener que exportar vino. A nivel de calidad los vinos valencianos no tienen nada que envidiar a nadie, pero todavía nos queda mucho camino que recorrer. En los últimos años hay un resurgir de nuestras bodegas, con gente jóven, y ese debería ser el camino.
