Discreta entrada para la única novilllada picada de esta feria de Julio. Se programó una función estilo «corrida de la oportunidad», es decir: seis novillos para seis novilleros y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.

El bendecido en esta ocasión, más por méritos propios que por intervención divina, fue Cristian Climent, que demostró afán de triunfo, así como una clara evolución técnica y una vibrante puesta en escena. Mató de buena estocada y cobró una oreja, que debieron ser dos.

Álvaro Lorenzo pechó con un oponente más lustroso, corretón, abanto y que acabó asentándose gracias al buen trato muletero del espada toledano. Buen inicio, doblándose con el del Ventorrillo por abajo y ligándole dos tandas de derechazos, corriéndole la mano con despaciosidad y mando. Por el izquierdo, más aplomado el novillo, desgranó algún natural de mérito. Pese al bajonazo con el que cazó al «morito», la petición de trofeos fue mayoritaria y paseó una solitaria oreja.

Por su parte, Fernando Beltrán dejó detalles de su buen concepto artístico ante un novillo noble, repetidor y codicioso, pero que adoleció de fuerza y clase. Silencio. Posada de Maravillas cuajó a un utrerito un punto violento y áspero, al que sometió por el pitón derecho con oficio pero sin pisar el acelerador a fondo. Tímida petición y saludos tras aviso.

Jorge Expósito anduvo dispuesto ante un buen novillo que demandaba distancia y mando. Dio un mitin con la espada y, tras sonar un aviso, el respetable dividió su opinión entre palmas y pitos. Por último, Varea se topó con un novillo justo de todo y su labor fue aplaudida tras sonar un aviso.