¿Para ser humorista, hay que nacer con gracia natural o se puede ensayar y aprender a hacer monólogos?
Yo creo que hay mucho de innato en esta profesión. Tienes que ser observador, espontáneo, graciosillo... Pero también es cierto que la experiencia te ayuda a mejorar. Con el tiempo, vas conociendo al público, vas dominando el escenario, vas aprendiendo técnicas... El Leo Harlem de ahora es muy diferente al que empezó en El Club de la Comedia.
¿Y cómo empezó en esta profesión?
Todo empezó por una broma que me gastó mi amigo Mariano. Él me dijo que actuaría en el bar y a la semana me encontré con un cartel anunciando mi actuación. Ya no me pude echar atrás y una cosa llevó a la otra... ¡Ya van más de 10 años encima de los escenarios!
¿Qué es lo que ofrece en su nuevo espectáculo «Trending Tronching»?
Es un espectáculo de humor con el que, junto con Dani Delacámara, queremos conseguir que el público se siga divirtiendo. Presentamos nuevos textos, una nueva puesta en escena y también otros elementos para que podamos aportar algo más que un solo monólogo. Hablamos un poco de los cambios que ha traído la tecnología a nuestras vidas. Internet, las redes sociales, los electrodomésticos... Ya sabéis que yo soy muy clásico... Sigo utilizando un teléfono móvil de la prehistoria, no digo más.
¿Cree que las redes sociales y las tecnologías son tan importantes en nuestras vidas como parece?
Hay que reconocer que la tecnología nos ha permitido evolucionar. También es cierto que, para nosotros, las redes sociales son muy útiles, porque nos permiten saber qué opina el público de nuestro espectáculo, si les gusta, si no, lo que nos haría mejorar... ¡pero tampoco hay que perder el norte! Nos iría mejor si nos relacionásemos más fuera de las redes.
Siempre hay alguna reflexión en sus actuaciones sobre el pasado y el presente, ¿por qué esta comparativa?
La reflexión al pasado la hago habitualmente, porque yo tendría que haber nacido en el siglo pasado... Uy, perdón, ¡que ya nací en el siglo pasado! Tendría que haber nacido en el anterior. Yo soy muy clásico y
por eso me gusta hablar de todo lo clásico desde mi punto de vista, comparándolo con todas las novedades que nos aparecen
día a día.
Actúa en televisión y en teatro, ¿es fácil adaptarse a ambos estilos? ¿Con qué escenario se quedaría?
Me quedo con el teatro por la cercanía, porque puedo escuchar las risas del público, verles la cara... En el teatro se crea un ambiente que no se crea en televisión, aunque me siento muy cómodo en los dos escenarios.
