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Edificio valenciano del siglo XVII

Los rostros del San Pío V

La intervención en la fachada es cuestionada por algunos historiadores y colectivos mientras el ministerio y el arquitecto rechazan haberla «desbarroquizado» - Cultura no cierra la puerta a matizar con otros tonos la portada tras la crítica de la Academia de Bellas Artes - La Societat Valenciana d'Història de l'Art pide al ayuntamiento que interceda para que Fiscalía investigue

Los rostros del San Pío V

Un vistazo a la secuencia de fotografías históricas del edificio valenciano del siglo XVII que hoy, al otro lado del viejo cauce del Turia, acoge el Museo de Bellas Artes San Pío V muestra cómo la fachada ha ido perdiendo relieve y cromatismo y se ha uniformizado. ¿La última intervención „ahora en curso„ la ha desbarroquizado o ese proceso comenzó antes, en el siglo XVIII?

Lo que es evidente es que el caserón mostraba aún a principios de la década de 1960 unas puntas de diamante bien marcadas en las esquinas de los torreones laterales (imagen número 3 al lado) y que en 2006 (fotografía número 5) esos relieves barrocos habían desaparecido casi al completo. Es la muestra del deterioro sufrido por la fachada en los últimos años, que culminó con el desprendimiento de parte de una cornisa en abril de 2014, suceso que obligó a cambiar los planes de la actuación arquitectónica y acometer de urgencia la portada.

El arquitecto director del proyecto, Álvaro Gómez-Ferrer, lleva desde 1971 en el San Pío V. Junto con su equipo y el representante de la constructora (Vías), y al lado de las 300 páginas del estudio histórico realizado, defiende las soluciones adoptadas con respecto al cromatismo y las puntas de diamante.

Están, dicen sobre estas últimas, e invitan a ver el trabajo realizado de reconstrucción realizado con mortero de cal, porque la degradación era extrema. Como subrayó el Ministerio de Educación y Cultura „propietario del edificio y responsable de la reforma„, es cuestión del juego de luces y sombras y de la hora del día que el relieve se perciba mucho o poco.

O nada. Que es la impresión que ofrecen algunas fotografías. Como las difundidas por el especialista en Historia del Arte Joan Gavara y el Círculo por la Defensa del Patrimonio Cultural. «Cualquier persona puede comprobar que en muchas zonas el almohadillado está completamente plano y en otras es un mero simulacro», afirma Gavara, que también es uno de los promotores del renacimiento de la Societat Valenciana d'Història de l'Art.

Esta entidad ha presentado una denuncia ante el ayuntamiento para que pida a la Fiscalía que investigue un posible delito de expolio y atentado contra el patrimonio.

El color de la fachada es otro factor de debate. La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, con sede en el edificio que antes que museo fue seminario y hospital militar, mostró su preocupación ante el ministerio por la uniformidad cromática. No rechaza el tono almagra elegido, pero cree que debería matizarse en los torreones con tonos ocres.

Esa imagen no uniforme es la que se puede deducir en fotografías históricas (a pesar del blanco y negro) y en un cuadro de Peris Brell de 1915.

El ministerio no ha cerrado la puerta a la petición de la institución. La atenderá, dice, en función del estado de las obras y la disponibilidad presupuestaria. Gómez-Ferrer „vicepresidente a su vez de la Academia„ también cree que «quizá» se pueda «matizar» la fachada, que no da por acabada, aunque los andamios ya no estén. Eso sí, exhibe los fragmentos resultantes de las catas realizadas para justificar que el color elegido se acerca al que tenía sobre el mortero de cal, porque pigmentos han aparecido varios.

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