«Ha cambiado tanto todo, la gente que tenía poder ya no lo tiene, ahora lo tiene Instagram y Facebook, pero antes eran los blogers o el streetstyle», argumenta De la Morena sobre un fenómeno que ha ido cambiando, a golpe de viral, el ritmo al que desfilan las tendencias en la pasarela. A pesar de esta transformación y del poco poder que parecen tener los diseñadores, De la Morena se declara optimista, porque el cambio «siempre es bueno y muy excitante»; en vez de dejarse influenciar por «las modas», De la Morena ha optado desde el principio por guiarse por su instinto y concentrar sus esfuerzos en crear un buen producto.

«Lo único que me pone realmente nervioso es que una prenda no se venda», señala en plena fase de preparación de la colección que presentará en septiembre en la pasarela londinense. El diseñador alicantino ha construido a lo largo de más de una década, una firma dirigida a «una mujer modera, 'supersexy' y 'superchic', segura de sí misma», y cómo no, con un alto poder adquisitivo, que han vestido personajes como Gwyneth Paltrow, Kate Moss, Olivia Palermo o Kylie Minogue. Y es que, en el terreno de las redes sociales, las celebrities son una herramienta fundamental de comunicación, pero también un «arma de doble filo», declara el diseñador. Aunque la famosa es tan importante como la compradora anónima: «Sin la clienta desconocida no hay empresa, sin la celebrity, tienes menos perfil», argumenta De la Morena. «Al principio no tenía en cuenta a ninguna, quería hacer mis cosas y que me dejaran en paz, pero pronto te das cuenta de que eso no tiene ningún sentido, porque la clienta es quien te dice si una prenda ponible o no», manifiesta un creador cuya prenda insigne es el vestido de coctel, casi siempre acompañado por escotes de vértigo y sugerentes aberturas de falda. El próximo paso que el alicantino quiere dar es enfocar sus propuestas hacía el vestido de noche. El objetivo final es «vender», sentencia el creador, que considera el desfile no tanto como «una operación de vanidad», sino como una herramienta muy eficaz «y costosa», que permite comunicar la identidad de la marca. «Esta es una industria con mucho ego, pero hay ego en todas las industrias, como el arte o los negocios, yo intento no tenerlo, pero a veces no es tanto una cuestión de ego como de querer que tu producto tenga calidad», arguye.

De la Morena se refiere a sí mismo como diseñador británico porque, aunque se considera español «de pura cepa», en una pasarela de primera línea como la inglesa, donde hay tanto diseñador autóctono como foráneo, la identidad «no tiene que ver tanto con el pasaporte como con la ubicación». Todavía no le ha surgido oportunidad de desfilar en España y por el momento se encuentra muy a gusto en Londres, que junto a las pasarelas de Nueva York, Milán y París constituyen los cuatros puntos cardinales del mapa de la moda.