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Entrevista | Patricia Soley-Beltrán

"Estamos hartas de tener que ser blancas, delgadas y jóvenes"

«Se invierte mucho dinero en imagen, pero no en cómo comunicarse con los ciudadanos», lamenta la investigadora

"Estamos hartas de tener que ser blancas, delgadas y jóvenes"

El libro lo abre una modelo que sueña la putrefacción de sus muslos. ¿Esa frase concentra el ensayo?

Sí. Las historias son reales. Es una disquisición sobre cómo construimos nuestra identidad a partir de las propuestas de la cultura visual. La de la moda no es sólo de indumentaria, sino de identidad. De identificación para las mujeres y deseo para los hombres.

¿Por qué le damos más importancia al cuerpo que a la cara?

Yo también me lo pregunté. Cada vez la cultura es más visual. Vivimos rodeados de imagen, por eso nos miramos tanto. Tiene tal poder de convencimiento, de transmitir valores, emociones, sensaciones, deseos, maneras de organizar la sexualidad... Transmite muchas cosas de manera no verbal, recibimos mensajes encriptados que sin una perspectiva crítica nos afectan y no somos conscientes de ello. ¿Qué hay detrás de esa apariencia de realidad? La creación de una imagen ideal, intereses de producción, dictados de género...

Dice que el mundo de la moda se la comía viva. ¿Sólo a los que están dentro o también a los demás?

Nos fagocita, pero no es una cuestión de la moda. Una cosa es la moda y otra la indumentaria. Todos llevamos ropa y podemos disfrutarla más o menos. Otra cosa es la moda en el sentido de ciclo rápido de producción, consumo y desecho, que es imprescindible en el capitalismo. Esto nos hace percibir el tiempo de una manera poco humana con la sensación de que se escapa algo y no es cierto. Empiezas a perseguir no sabes qué y no lo tienes nunca. Se pone mucha presión sobre los jóvenes, dicen que es el mejor momento de tu vida...

¿Y no es así?

Pues no, y una de las razones es esa presión. Yo creía que a partir de los 30 la gente estaba muerta. Y no, al contrario, sentí que tomaba las riendas de mi vida. A veces compro ropa de algunas marcas, veo los anuncios y todas tienen 15 años. Se equivocan.

«Nunca llegamos a ser la mujer que soñamos ser». ¿Esa mujer la soñamos o nos la hacen soñar?

Todo a la vez. Nos proponen un modelo y lo adoptamos. Puede no gustarte esa manera de hacer, pero estás tan hecha a ella, que te cuesta cambiarla. Nos dicen que ése es el modelo y de niños no tenemos capacidad ni criterio para rechazarlo. De adulto puedes darte cuenta de que ese modelo de identidad te aprieta, te hace daño, y pensar en cómo puedes adaptarlo a tu medida.

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