El efecto Nyno es el primer trabajo del valenciano Nyno Vargas. Incluye los temas con los que ha alcanzado el éxito «regrabados con un sonido más profesional y también algunos nuevos. En él se unen el flamenco, lo latino, el rap€ Podríamos decir que es un disco urbano, pero no es posible enmarcarlo en un solo tipo de género. Trato temas sociales y de la calle, también el amor y el desamor», afirma. Este sábado estará firmando discos en Valencia (Carrefour).

El artista acumula más de 100 millones de reproducciones de sus vídeos en Youtube. «Sabía que era difícil, empecé a autoproducirme sin ningún apoyo. Yo venía del barrio de las 613 Viviendas (Burjassot) y mi compañero es latino, mostrábamos cómo eran nuestras vidas y las discográficas no nos veían bien. Empecé a mover mi música a través de Youtube y las redes sociales, y se empezaron a interesar programas como Callejeros, Sálvame€ A partir de ahí empecé a moverme por España y a invertir en mejorar, en hacerme más profesional, vender discos y llenar salas», explica.

Nyno nació en un distrito habitado por buen número de familias gitanas, algo que ha marcado su estilo. «Me he criado en él, es donde he vivido hasta el año pasado, porque me di cuenta de que lo único que conocía era el mundo gitano y el flamenco y de que, viviendo allí, me estaba creando un muro. La mayoría de gente del barrio no aspira a nada, algunos de mis amigos están en la cárcel», reconoce.

El encuentro con el rap

El cantante asegura que conoció el rap gracias a que, siendo adolescente, robó un reproductor de mp3 y, en él, escuchó por primera vez este género. «Intento borrarlo de mi vida, con catorce años pensaba que eso era muy guay. Flipé porque nunca había escuchado ese tipo de música. Hasta ese momento era fan de Camarón», cuenta.

Dos años después conoció a Scorpion, su compañero en esta aventura. «Iniciamos una batalla de gallos en el cuarto de baño del instituto y, de ahí, empezamos a aprovechar la hora del recreo para hacerlo. A la gente le gustaba, incluidos los profesores. Luego me echaron del instituto y él vino a buscarme un día para que comenzáramos a grabar. Él es latino y eso se veía en nuestros temas cuando aún no se había generalizado el reggaeton en España».

Al principio, su familia lo llevaba mal. «Toda la vida gustándome el flamenco y, de repente, me quiero dedicar al rap. Mi padre decía que eso era música de latinos, de payos, y le daba vergüenza. Además, como había muchos tacos, decía que esa no era la educación que él me había dado. Luego vio que realmente tenía interés, me dio muy buenos consejos y me abrió la mente. En esa época, yo era menor de edad», relata.

Las redes sociales ya lo han matado en una ocasión. «Se publicó con una foto sacada de un videoclip en el que se me ve sangrando. Hizo daño a mi familia, pero aumentó mi número de seguidores. A mí lo que me gusta es transmitir con mi música y ayudar», dice.