Pequeñas editoriales valencianas andan con la mosca tras la oreja por los cambios realizados en la orden de ayudas a la edición. Si se compara con la de 2014, no hay modificación alguna, pero sucede que la Conselleria de Educación y Cultura sacó a exposición pública el pasado mes de agosto el citado documento y este sí que contiene una diferencia con el que finalmente hizo oficial. E importante, a juicio de algunos pequeños editores.
El proyecto de orden colgado en el tablón para la posible presentación de alegaciones señalaba en su disposición quinta que un beneficiario no podría llevarse más del 25 % del total presupuestado para las ayudas.
Cuando la versión definitiva de la orden ha aparecido publicada en el Diari Oficial, este porcentaje se había elevado hasta el 35 %, que es como estaba en 2014 y en los años anteriores.
Fuentes de la Conselleria de Educación y Cultura negaron ayer que el cambio se haya producido a causa de presión alguna del ámbito empresarial.
Simplemente, explicaron, se ha optado por no tocar la convocatoria de ayudas y dejarla tal como figuraba en los años precedentes a la espera de un «replanteamiento» general de las ayudas de cara a 2016.
El objetivo de futuro, incidieron, es dejar atrás el modelo de subvenciones y diseñar un sistema que suponga «un impulso auténtico» del sector editorial valenciano, considerado estratégico para el departamento que encabeza Vicent Marzà.
La cantidad a repartir este año entre la industria editorial es de 200.000 euros, de los que 120.000 son para obras en valenciano y el resto, para castellano. El sector del libro critica desde hace años las cantidades consignadas para incentivar la edición, especialmente en valenciano.
Según algunas fuentes consultadas, el borrador que reducía el tope a cobrar por una misma editorial al 25 % del presupuesto total sería el que dejó preparado el equipo de la anterior consellera, María José Català.
