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Obra

La última aventura de Cleopatra: contra el paso del tiempo

Mique Beltrán reúne todas las aventuras largas de su heroína «No creo que vuelva a ella; es fruto de una época»

«Era la época de Indiana Jones y la revisión de Tintín», prologa Mique Beltrán. El dibujante, recuerda, veía que las mujeres «eran un elemento ornamental dentro del cómic: o las novias que debían ser rescatadas o imágenes eróticas». Él cambió el rol y puso a su heroína a vivir aventuras exóticas y, por el camino, repartir unos cuantos mamporros.

La rubia de la cintura de lápiz rompió un estereotipo y tuvo una exultante juventud en las páginas de la revista Cairo durante los ochenta. Después tuvo un hijo, Marco Antonio, que sirvió para que Beltrán cediera el testigo a una nueva generación de lectores que devoraban las tiras de un suplemento dominical. Madre e hijo, tantas veces protagonistas de aventuras por fascículos, han visto en poco tiempo recopiladas sus biografías en tapa dura. Las últimas han sido las de ella, reunidas en Cleopatra integral, volumen que se presentó ayer en la librería Bartleby y que condensa las aventuras largas de la heroína. «Es curioso porque el cómic era un arte popular y hemos derivado a una encuadernación de lujo», reflexiona el dibujante valenciano, «aunque en este caso estaba justificado porque es como una edición definitiva».

La idea de devolver a Cleopatra a la trinchera nace en parte de un imperativo nostálgico del público y en parte de un impulso personal, al digitalizar todo el material disperso del que disponía el autor. «Tenía mucho miedo porque el tiempo es un juez muy cruel y el mayor elogio que he recibido es que mantiene la frescura», aclara Beltrán. No hay, sin embargo, nostalgia en este deseo, sobre todo porque asegura que odia este sentimiento, aunque sí añora aquellos tiempos de renovadas energías de la historieta valenciana, los de la generación de la línea clara y «el paraíso para los que empezaban, con tantas revistas donde publicar tus historias».

Del frustrado intento de armar un salón del cómic, el dibujante asegura que se ha quedado «chafado» como otros colegas, porque «era una iniciativa que ya tocaba». Y eso que él ha pasado una década entera alejada de los tebeos, periplo suficiente para que se adormezcan «la mano y la cabeza». Pero está retomando el camino. No, no para revivir a su binomio más popular: «Cleopatra fue fruto de una época temática, el de las aventuras históricas; y Marco Antonio estaba pensado para las tiras en prensa. Nada de eso existe ya». Lo que le ocupa ahora es, en efecto, una novela gráfica. Sobre el 23-F: «Es que yo estaba haciendo la mili e iba dentro de uno de los tanques que salieron en Valencia». Lo contará en viñetas.

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