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Profesor y amigo

Recuerdo perfectamente la primera vez que hablé de teatro con Josep Lluís. Fue a la puerta del Teatro Principal, mientras él recibía a los colegas y amigos que aquella noche de 1980, hace ahora 35 años, habíamos acudido al teatro: los Teatres de la Diputació, que dirigía su hermano Rodolf, habían programado un Shakespeare „quizá ¿Un tal Macbeth, por el grupo Tábano?„ y como actividad previa hubo una charla en el vestíbulo del teatro con otro maestro, Xavier Fábregas. Josep Lluís presentó a Fábregas y moderó el posterior debate y fue allí donde descubrí sus profundos conocimientos teatrales y, sobre todo, su profundo amor por la profesión teatral, quizá sólo comparable a su amor por la docencia.

Es la primera imagen de tantas y tantas que me vienen ahora a la memoria: en el vestíbulo de cualquiera de los teatros de esta ciudad, en la cafetería de la Facultad de Filología „dándome sana envidia mientras ambos nos íbamos a clase, él acompañado de alguno de los muchos dramaturgos a los que invitaba a sus clases para que sus afortunados alumnos pudieran conocerlos personalmente„; en el Aula Magna de la UVEG, con Rodolf, presentando El dia que Bertolt Brecht va morir a Finlàndia, que tuve el honor de publicar en la colección Teatro Siglo XXI y que, paradójicamente, se repone esta semana en la Sala Matilde Salvador; en julio pasado cuando, junto a Paco Sanguino, discutíamos amigablemente sobre los textos que debían recibir ayudas de Culturarts; hace pocas semanas, en el reestreno del Per San Lluch que le dedicó Assaig, y en la posterior mesa redonda en la que de nuevo nos asombró con sus conocimientos teatrales y, sobre todo, con la amena manera de transmitirlos a todos los que allí estábamos; en La Valldigna, en Villarreal, en Alicante? Tantos y tantos momentos, en tantos y tantos lugares, a lo largo de tantos y tantos años?

Hacía pocos meses que se había jubilado por voluntad propia, quizá porque quería dedicar más tiempo a los ilusionantes proyectos en los que andaba embarcado. Entre ellos, el primer congreso internacional de la Asociación Teatro Siglo XXI, que se celebrará en marzo del próximo año en Estrasburgo, y que habrá de servir para la constitución formal de la asociación; y, cómo no, a Episkenion, su revista, convertida ya en un referente para muchos de nosotros de cómo «hablar de teatro» con rigor, seriedad y respeto hacia el trabajo de los profesionales. El mismo respeto, la misma admiración, el mismo cariño que tantos y tantos sentimos por Josep Lluís?

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