¿Quería acabar siendo un «crooner»?
A mi primer disco ya quería llamarlo así, pero en la discográfica me decían que la gente no conocía el término. Hubo una página en internet que me llamaba entonces el nuevo crooner. Aquí hemos conseguido ese sonido, tan de Bublé.
Se ha salido con la suya.
He estado yo dirigiendo el proyecto y si encima lo remasterizas en Nueva York, imagínate. Calle Broadway era una carpeta mía en Spotify. Cuando acabó Eurovisión tenía esta idea. Entonces salió el primer disco y tenía otros tres firmados. Para el segundo les propuse uno de musicales pero no me dejaron porque decían que no funcionaría. En el tercero tampoco quisieron y ya en el cuarto nos hemos atrevido.
¿Espera un público más maduro?
Siempre he tenido un público familiar o de una edad parecida a la mía, pero es verdad que, por ejemplo, he metido el tema de Tarzán de Disney, para que los niños oigan calidad. Porque se hacen mucha cosas para niños pero todas con ordenador, como si no tuvieran oido. Creo que hay que acostumbrarles desde pequeños a oir buena música.
En «Nada es para siempre» se veía en usted a un ídolo para adolescentes...
Efímero, y lo fue.
Pero ha escogido otro camino.
Fue en un momento de crisis. Yo tocaba el piano desde pequeño. Me gustaba cantar y componer y en ese momento de crisis llamo a unos amigos que tocan y montamos un grupo. Tocábamos en salas y no ganábamos ni un duro, en un momento de crisis brutal. Yo tenía 22 o 23 años y tuve que vender mi piso. Entonces salía del programa Max Clan y vi que no me contrataban en ningún sitio. En los casting quedaba segundo siempre. Así que me reinventé: tenía un amigo que me dijo lo del casting de Hoy no me puedo levantar y desde entonces he ido empalmando musicales.
¿Aún va a los ´casting´?
Sí, aunque entre directamente en la final porque me conocen, pero los que eligen son los americanos y a ellos les da igual el nombre, tienes que encajar en el personaje. La empresa sí que les sugiere a los americanos que tú puedes darles un público, pero siempre hay una prueba.
¿La reinvención concluye aquí?
Yo no me acordaba pero resulta que cumplo diez años en los musicales, así que es como un punto de inflexión. A mí me da vértigo: creo que mi carrera irá hacia arriba, pero es un poco como cuando te dan el Goya de Honor, que parece que te vayas a morir el año siguiente.Pero usted quiere seguir este camino.
Creo que era esto lo que quería y lo tenía al lado. La tele me gusta pero es pesada. En los conciertos y en el teatro sales, actúas y te aplauden en el momento.
