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Entrevista | Bernard Hiller

"Si no te quieres a ti mismo, ¡cómo te van a querer los demás!"

El «coach» de actores más famoso presenta su libro, «Empieza a vivir» Vive en Hollywood desde donde se desplaza por todo el mundo para impartir sus clases

"Si no te quieres a ti mismo, ¡cómo te van a querer los demás!"

­Leer el último superventas de Bernard Hiller es una inyección de ánimo para la vida. Hablar con el Pigmalión de celebridades mundiales es un subidón de autoestima. Hiller ha venido a Madrid a dar una clase magistral en la AISGE (Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión), y a presentar su libro Deja de actuar. Empieza a vivir (Alba Editorial), traducido del inglés por Manu Berástegui.

Cordial, optimista, bien parecido „por su preparación como actor, cantante y bailarín„, Hiller te saluda como si ya te conociera. ¿Por qué?

Porque todo el mundo quiere ser amado, aceptado y comprendido. Las personas tenemos algo en común y eso facilita el primer encuentro. Sin duda, será más productivo para las dos partes. Las personas que triunfan se ven a sí mismas en todas las que conocen. Tu forma de comunicarte en la vida determinará hasta qué punto triunfarás. Es fundamental ser una persona abierta, con ganas de relacionarse, de seguir aprendiendo y viajar. Empieza a hablar con gente que no conoces, pero trátala como si ya la conocieras. Es la única manera de seguir mejorando en el arte de la comunicación.

¿Cómo desarrolló su propio sistema para ayudar a triunfar?

Yo tenía una carrera consolidada como actor en Broadway, cine y televisión, hasta que un día un compañero me pidió que le ayudara para representar mejor su papel. Funcionó. Fue como una explosión. Y así empecé a desarrollar mi propio sistema para transformar la conducta. Ahora preparo a miles de personas en todo el mundo. En las escuelas dramáticas te enseñan las técnicas, el oficio, las herramientas, pero no a ser auténtico. A veces, incluso, te dicen no sirves para esto, te desaniman. Tener talento no es nada especial. Lo revolucionario, lo arriesgado es enseñar cómo utilizar ese talento para llegar a ser los mejores actores del mundo. Lo que escribo en mi libro sirve también para ser mejor líder, mejor profesional, mejor pareja, mejor padre€

Continúe, por favor. Responda a mi curiosidad y a posibles escépticos.

Sí. Hace dos décadas, Cameron Díaz quiso que la ayudara a conseguir su primer papel en el cine. Soñaba, estaba empeñada y venía desde París, donde vivía, a Los Ángeles a que la entrenara. Puedo citar también al joven Chace Crawford. Pero incluso actores consagrados como Al Pacino, Leonardo di Caprio, Jeff Goldblum o Billy Cristal quieren perfeccionarse o desarrollar alguna habilidad concreta, y asisten a alguna de mis clases magistrales.

¿No puede sonar a egoísmo?

Lo que enseño no es egoísmo. Al contrario. Las personas que logran lo que quieren son felices y transmiten esa felicidad a los demás. Por ejemplo: Clint Eastwood. Ha llegado a la cima más alta de la interpretación, el guion, la dirección, la producción. Es feliz y es la persona más agradable que te puedas imaginar. Por eso, trato de ayudar a la gente a que abra su corazón. Pongo en práctica el consejo que me dio mi madre: «En la vida, trata de hacer que el mundo sea mejor».

Y ¿qué pasa con las envidias, los celos€?

Las flores son lo más auténtico de la naturaleza. La rosa no quiere ser clavel, el clavel, no quiere ser geranio. Nos muestran su belleza con toda su autenticidad. Pues igual debemos ser nosotros. Aceptarnos. No fingir lo que no somos. No debemos compararnos continuamente con los demás. Hemos de trabajar para lo que queremos lograr. Con esfuerzo, con disciplina, con ilusión. Seguir formándonos, seguir aprendiendo. Entonces seremos auténticos y estaremos satisfechos con nosotros mismos. Todos necesitamos ayuda. De la misma manera que vamos al médico, también necesitamos un coach para que saque lo mejor de nosotros.

En su carrera hay ejemplos de descubrir talentos y también de perfeccionarlos.

Sí. Hace dos décadas, Cameron Díaz quiso que la ayudara a conseguir su primer papel en el cine. Soñaba, estaba empeñada y venía desde París, donde vivía, a Los Ángeles a que la entrenara. Puedo citar también al joven Chace Crawford. Pero incluso actores consagrados como Al Pacino, Leonardo di Caprio, Jeff Goldblum o Billy Cristal quieren perfeccionarse o desarrollar alguna habilidad concreta, y asisten a alguna de mis clases magistrales.

Y ¿cómo ve a los actores españoles?

He de decir que en Hollywood no se busca a actores españoles o de nacionalidades concretas. Se busca a los mejores. No miran de dónde vienes, ni tu raza, ni tu religión. Javier Bardem, Penélope Cruz o Antonio Banderas son un buen ejemplo. Yo ayudo a triunfar a cualquier actor, a cualquier persona. Le enseño a que se convierta en la estrella de su propia vida.­

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