Quizás hoy, cuando realmente cumple 75 años, Plácido Domingo decida descansar. No lo hizo ayer porque quería celebrarlo con el público, que prácticamente llenó Les Arts para acompañar al maestro, esta vez a la batuta al frente de Samson et Dalila. Llegó el lunes a Valencia para ensayar y regresó ayer, después de dos días en Madrid, para pasar el aniversario en su hábitat natural. Él mismo le había pedido personalmente al director musical de esta representación, Roberto Abbado, que le cediera el mando de la orquesta por una sola noche.

Finalizada la ópera, una hora antes de las medianoche, Domingo subió al escenario para recibir un ramo de flores y el tributo del cor de la Generalitat, que le dedicó el Cumpleaños feliz. Cumplidos los homenajes del teatro llegó el calor desde el patio de butacas en forma de ovación de un público entregado en la misma ciudad que ha acogido con entusiasmo al tenor en estos últimos años de carrera.

No era, sin embargo, una sentida despedida, puesto que Domingo volverá la temporada que viene a Les Arts. Hay cerrado ya un título en el que estará como intérprete y el propio Livermore deslizaba hace unos días que también podría repetir como director musical, además de en un concierto junto al Centre de Perfeccionament que lleva su nombre.