Nada ha cambiado para Consuelo Císcar en el Consell Valencià de Cultura (CVC). Al menos por ahora. Estaba convocada ayer la reunión mensual de la comisión de Promoción Cultural, de la que forma parte, y la exdirectora del IVAM acudió como un día normal, afirmaron fuentes del organismo de consulta a Levante-EMV.

Císcar está imputada por los presuntos delitos de prevaricación, malversación y falsedad de documentos durante su gestión en el museo valenciano. Por esa razón, la dirección del PPCV le pidió la pasada semana que se apartara del Consell de Cultura. «Aunque la decisión es personal, sería recomendable por el bien de la entidad y por su prestigio que la abandonara para evitar dañar así la imagen de este órgano consultivo», afirmó el partido de forma oficial a preguntas de este diario. «Su situación es difícilmente soportable», agregó.

La exdirectora del IVAM durante diez años no ha hecho caso del consejo, sin embargo, de la formación que la designó en 2012 para entrar en el CVC.

La posición de Císcar pone al resto de miembros de la entidad en la tesitura de abordar la permanencia de imputados en las reuniones (Vicent Farnós es también uno de los investigados en el caso Gürtel). Un grupo ya ha puesto en marcha la redacción de un código ético „lo quiere tramitar con urgencia„ con el fin de poder impedir formalmente la continuidad de Císcar hasta que se resuelva judicialmente su caso. Ahora, la ley del CVC solo obliga a dimitir si hay condena firme.