La función no era La bruja y don Cristóbal, título por el que los dos actores de la compañía Títeres desde Abajo ingresaron en prisión el pasado fin de semana acusados de «enaltecimiento del terrorismo». En Valencia, ciudad que la compañía ha visitado en más de una ocasión, representaron En la plaza de mi pueblo, un «espectáculo a mitad de camino entre el teatro de títeres, el musical y la fiesta popular» con «espíritu gamberro», según se define en su web. Fue en el Teatre Lluerna de Benimaclet a principios del año pasado y su director, Josep Miquel Beltran, recuerda que «la gente aplaudió mucho al final de la obra» y que «no hubo ningún problema».
«Los conocí cuando actuaron en el Centre Social Okupat i Anarquista l'Horta y les dije que si volvían por aquí cerca estaría bien que vinieran a nuestra sala», explica Beltran, abundando en el carácter de la compañía: «Hacen teatro de títeres inspirado en la tradición popular de toda Europa, adaptando a hoy en día la problemática social; denuncian situaciones desde una perspectiva satírica». En el caso de la obra que llegó a Valencia, recuerda Beltran, se trataba de un espectáculo «apto para todos los públicos» en el que dos titiriteros llegan a la plaza del pueblo y allí «se escenificaban los conflictos sociales en tono ácido», describe el director. «Aldeanos, guardias civiles, pregoneros, burros veganos, republicanos sodomitas, héroes de guerra radiactivos y otros familiares personajes se reinventan en esta obra», explica la sinopsis del espectáculo.
El director de la sala valenciana defiende la inocencia Raúl García y Alfonso Lázaro, los dos artistas encarcelados, y siente «indignación» ante lo que considera «un atentado contra el colectivo titiritero». «La pancarta „que rezaba 'gora alka-ETA'„ formaba parte de la función; la detención va en contra de la libertad de expresión y de creación», denuncia Beltran, que considera que sus compañeros de oficio han sido encarcelados «por motivos políticos».
