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Teatro

La escena reclama una Conselleria de Cultura

Representantes de las compañías y los actores defienden la necesidad «evidente» de visibilidad, presupuesto propio y dedicación específica para las industrias de la creación ante el Día del Teatro

Ha pasado el tiempo de las buenas intenciones. Tocan hechos. Y si la cultura es, de verdad, una industria estratégica de futuro, conviene que tenga visibilidad, presupuesto y dedicación específica. Así que, ante un posible segundo pacto del Botànic, la escena valenciana reclama una Conselleria de Cultura, independiente, desgajada de Educación, como ahora, o de Turismo, como en el pasado. Es lo que exponen el presidente de los actores, Ximo Solano, y el vicepresidente de las compañías, Toni Benavent, en la víspera del Día Mundial del Teatro, que se celebra mañana.

«El trabajo está igual; las intenciones, ligeramente mejor. Esas dos cosas quieren decir que el sector está peor porque el tiempo se nos echa encima», afirma Solano, la voz del sindicato valenciano de actores y actrices (AAPV).

La ecuación expuesta, compartida con otros ámbitos de la creación, afirma, le lleva a concluir que, en estos momentos, la necesidad de una Conselleria de Cultura «es evidente».

Benavent, desde las compañías de teatro y circo (Avetid), comparte el mensaje: «Si las industrias culturales son un sector estratégico, sostenible, de los que no desaparecerá, comencemos a apostar por ellas cuanto antes. Tomemos la iniciativa. Y estaría bien una Conselleria de Cultura para empezar».

Reconoce que el conseller, Vicent Marzà, tiene «buena voluntad», pero «se nota que es un trabajador del mundo de la enseñanza y nos gustaría la misma autoridad y rotundidad al hablar de cultura del máximo responsable de estas políticas».

Las cifras de la industria cultural son conocidas, el 4 % que aporta al PIB, todos los políticos las mencionan, pero a la hora de la verdad «ninguno se cree los números», comenta Solano.

La escena es, como siempre, un foro combativo, si bien tanto los actores como las empresas mantienen la mano tendida y la puerta abierta a la colaboración y al diálogo con el Consell actual. Observan una nueva sensibilidad, sí, pero empieza a no bastar cuando se acerca el primer año del cambio de gobierno.

Benavent, productor de Albena Teatre, lo expresa con una metáfora: «Hay buenas intenciones, parece que la cultura importa, pero el agua no está regando aún el campo». La dirección general de CulturArts, el ente encargado de las políticas teatrales, está en proceso de concurso público y las subdirecciones tienen ocupantes provisionales. Todo está así en la fase de los «sueños», añade, y conviene empezar ya «el camino».

«El problema es que se hacen cosas a partir del miedo», opina el actor. Domina el temor a no repetir errores de los últimos veinte años, argumenta. Y así la prioridad han sido iniciativas de transparencia (el Código de Buenas Prácticas). Esta «es un medio, pero no una finalidad», sentencia.

El conseller Vicent Marzà presentará la semana próxima el Plan Estratégico Cultural 2016-2020. Intérpretes y compañías han participado en las sesiones preparatorias. Sin embargo, Solano no deja de ser «escéptico». Documentos de este tipo han visto unos cuantos ya en el pasado. «Quiero ver a Vicent Soler [conseller de Hacienda] al lado, porque si las ideas no se dotan económicamente será papel mojado y más decepción para todos», asevera. «No vale la excusa ya de que no hay dinero. No hay prioridades».

La escena, que vive un año más el Día del teatro «con el agua al cuello», no tendrá mañana celebraciones especiales. La tradicional celebración de los actores se traslada este año a mayo. Quizá entonces la maquinaria del cambio cultural esté en plena marcha. Y si no, más madera.

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