Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Reportaje

"El Quijote" en casi cien idiomas

José Blasco atesora en su casa de Buñol cerca de 400 libros del clásico de Cervantes, casi tantos como años se cumplen de la muerte del escritor - Guarda ejemplares en 98 lenguas diferentes y rarezas como el más pequeño del mundo o el más estrecho

"El Quijote" en casi cien idiomas

En la casa de José Blasco se puede leer El Quijote en 98 lenguas diferentes. Ruso, alemán, mongol, chino, bable, bengalí, argelino, otomí, gujarati, japonés, quechua (el idioma de los incas) y hasta una edición en braille de 17 tomos. Si hay algo que evidencia esta colección es que El Quijote es universal. Pero, además, este coleccionista de la obra de Cervantes guarda en su casa de Buñol casi 400 libros de El Quijote con 278 ediciones diferentes e incluye entre sus estanterías las historias más curiosas.

«Te voy a enseñar El Quijote más pequeño del mundo», dice este jubilado de 77 años que tiempo atrás fue archivero. Es entonces cuando coge una cajita pequeña „podría ser un cofre pirata diminuto„ y la abre lentamente para mostrar su tesoro. Dentro reside la obra más grande de la literatura española en la edición más pequeña jamás elaborada, editada en Bucaramanga (Colombia). Para conseguirla tuvo que recurrir al trueque: «Se lo cambié a un colombiano por un puzle de la Capilla Sixtina». Mide 4x3 cm, poco más que una moneda, y en él se encuentran todas y cada una de las palabras de Cervantes, cuya vida se conmemora hoy y mañana al cumplirse 400 años de su muerte. Para leer la miniatura recomienda un microscopio.

Pero no sólo atesora al más pequeño, también tiene una edición de 1750 en francés y otra de una sola página. Eso sí, mide 70x50 centímetros, todo un mural con 2.059.005 letras y 381.104 palabras donde vuelve a estar la obra al completo.

«Esto no tiene precio. Y no sólo guardo ediciones, también tengo sellos, monedas, vitolas, postales... Siempre con la figura de El Quijote», cuenta Blasco. En cuanto a qué fue lo que le llevó a iniciar esta aventura quijotesca donde aún quedan líneas por escribir, José Blasco lo resume así: «Quería coleccionar algo y pensé primero en la Biblia porque es el libro más traducido de la historia, pero como no soy muy creyente, lo descarté y elegí coleccionar Quijotes. Lo que no me he gastado en fumar, lo he invertido en comprar ediciones».

Y para conseguir alguna de ellas ha tenido hasta que mediar con las instituciones venezolanas. «Una amiga quería enviarme un libro, pero como no tenía la factura no le dejaban, aunque finalmente lo conseguimos», cuenta Blasco. Su favorita, sin embargo, es la edición de Saturnino Calleja. «En el colegio nos obligaban a leérnoslo... Por eso están tan manoseados, pero siguen siendo preciosos», recuerda.

Compartir el artículo

stats