Un chute revitalizante de hormonas. Es lo que son las novelas de De Paula, que ya hace años que frecuentan las mesillas de noche de miles de adolescentes de España y Latinoamérica, alimentando sus sueños cada noche. Tras haber pasado varios meses en Perú, Argentina o México, donde ya es todo un fenómeno de masas, el escritor sevillano visita Valencia para presentar la segunda publicación de la serie Algo tan sencillo.
Valencia aparece varias veces en sus obras ¿Qué simboliza para usted?
Mi novia es de Mislata, por lo que conozco mucho la ciudad. Valencia ha estado muy presente en mi vida, por eso en mis libros ha sido tanto un escenario de historias como el origen de alguno de los personajes.
¿Ha hecho guiños a su pareja en las novelas?
Alguno que otro (ríe), pero prefiero no revelarlos. Aunque existe uno muy memorable que se hizo muy famoso a partir de la película «El club de los incomprendidos», como es el «Te quiamo». Surgió cuando mi pareja y yo chateábamos, cuando yo estaba en Perú por temas de trabajo. Yo me levantaba de madrugada para hablar con ella, y un día estaba tan cansado que le dije «Te quiamo», mezclando «Te quiero» y el «Te amo».
En la última entrega de «Algo tan sencillo» narra un episodio de xenofobia...
Sí, es un tema que me preocupa. Los jóvenes tienen que saber que hay cosas que no pueden seguir ocurriendo en el siglo XXI. Hay que inculcar tanto el respecto a la homosexualidad como la tolerancia a las personas que vienen de fuera. Y todo ello ha de hacerse desde abajo.
¿Y qué hay de las relaciones sentimentales entre adolescentes? Es otro tema que preocupa sobre todo a los padres...
Hay que tener mucho tacto a hora de tratar ese tema. Yo mismo he colaborado en campañas donde se han advertido a los jóvenes de los peligros de los celos o el acoso. En Canciones para Paula incluí una relación tóxica, y en mis libros suele salir algo, pero de manera sutil. Quizás trate este tema de pleno en otra novela.
En este sentido, la literatura juvenil se presenta como una herramienta muy poderosa.
El género tiene una responsabilidad educativa muy grande. Escribo para personas que todavía están adquiriendo valores. Sin embargo, no se puede responsabilizar el cien por cien a los libros de los que aprenden los adolescentes, ya que considero que la mayoría son suficientemente inteligentes como para separar la ficción de la realidad. Ellos sienten mucho lo que leen y más de una vez algún lector me ha escrito para contarme sus problemas de bulimia o bullying. Entiendo que se puedan sentir reflejados en mis libros, pero tienen que buscar ayuda fuera.
