¿Cómo estás afrontando la preparación de la temporada?
Es el año que más concentrado estoy. El pasado solo toreé un festejo y tuve altibajos. No entrenaba todos los días. Cuando no toreas, te despistas con mayor facilidad. Desde septiembre que empezó a apoderarme Gerardo Roa, decidí irme a vivir a Madrid y empezó mi particular invierno. Mato un toro por semana y hago mucho toreo de salón.
¿Qué te aporta Gerardo Roa?
Es muy trasparente. Me dice lo que piensa y estoy a gusto con él. En todo momento sé lo que está pasando alrededor mío, sobre todo en el tema de contrataciones. Manolo Sánchez entrena conmigo y me corrige detalles técnicos.
¿Qué es en lo que más insiste Manolo Sánchez?
Me enseña a buscar la naturalidad. También a torear con los vuelos de los engaños, a coger las alturas para que curve menos el cuerpo. Ahora entreno hasta las entradas y las salidas de la cara del toro. Ese tipo de detalles me da sensación de seguridad.
¿Podemos hablar de un Román renovado?
Sí, porque he cambiado de mentalidad sin dejar de ser yo mismo. En el toreo se está en constante crecimiento. En el momento que uno se estanca, que es lo que me pasó a mí el año pasado, desaparece del circuito.
¿Qué te hace mantener la ilusión?
Verme anunciado en carteles. Estoy matando toros a buen nivel. La intensidad del trabajo se refleja en el campo y „por ende„ en la plaza. Lo más importante es que conservo la cabeza despejada y las ideas claras. Cuando cuajo un animal, noto que lo hago desde el convencimiento. He madurado. Vivo por y para el toro, mi día a día gira alrededor del toreo.
¿Cómo valoras tu etapa con Simón Casas y Santiago López?
Me hacía falta estar un año parado para darme cuenta de la cantidad de cosas que tenía que cambiar. Todo viene por algo. Me siento orgulloso de haber estado con Simón y con Santiago porque me han aportado mucho. Lo dejamos y hay que verlo como una oportunidad de seguir creciendo por otro camino.
¿La temporada pasada pensaste en dejar la profesión?
Sí, pasó por mi cabeza. Pretendía irme a Australia para perfeccionar el inglés y buscarme la vida. Lo veía todo muy negro, no podía estar parado, tenía que ingresar dinero. Gracias a mi amigo Toñete Catalán reconsideré mi carrera como matador de toros. Me fui a vivir con Paco Ureña y Manolo Sánchez a su finca y recuperé la ilusión.
¿Llegaste presionado a las Fallas después de doctorarte como matador de toros?
Muchísimo. Tome la alternativa en Nimes en 2014, después de cuajar una buena temporada como novillero, con un total de siete puertas grandes. Me dijeron que en 2015 iba a entrar en Castelló, Valencia, Sevilla, Madrid y Nimes. Únicamente entré en la corrida de Núñez del Cuvillo en Fallas.
¿Y ahora tienes la misma sensación?
No tiene nada que ver. Estoy deseando que llegue el día mi confirmación en Madrid. Voy con la ilusión de triunfar. No me presiona torear en Las Ventas, a pesar de que la gente ataca y el toro es más grande. Siento mayor responsabilidad en Valencia.
¿Has visto la corrida del Puerto de San Lorenzo?
No me gusta ver los toros antes de que salten al ruedo, pero en esta ocasión he visto las fotos que se han publicado. No me importa lo que salga por chiqueros.
¿Has hablado ya con Enrique Ponce?
Hablé antes de que saliesen los carteles, es un fenómeno. Me ha ayudado mucho. Pidió a la empresa de Madrid que quería ser mi padrino de confirmación de alternativa. Nunca he toreado con él pero no me presiona porque deseo estar en los carteles con las figuras. Me voy a poner un traje que me regaló él, un marfil y oro. Va a ser un día bonito para Valencia.
¿Está Román dentro de la nueva generación de toreros?
No estoy en esos niveles, pero sí lo tengo en la mano para estar. No puedo compararme, por ejemplo, con las cotas que ya ha alcanzado Roca Rey.
¿Depende de Madrid para que Román esté dentro de esta nueva generación?
Ya no Madrid; en el toreo las cosas se fraguan poco a poco. Rara es la vez que alguien consigue entrar a las primeras de cambio. López Simón ha tenido que abrir tres veces la puerta grande de Las Ventas para que se le considere. Lo que ocurre ahora es que a cualquier torero joven se le abren las puertas de los carteles importantes con mayor facilidad que cuando yo comencé.
¿La empresa de Valencia cuenta contigo para la Feria de Julio?
Sí, cuentan conmigo pero no sé ni la corrida ni el cartel. Lo hablamos después de acabar las Fallas. Creo que quieren hacer un cartel de jóvenes valores.
¿Eres consciente de la ilusión y la confianza que tiene puesta la afición valenciana en ti?
Sé que la gente está ilusionada conmigo. Siempre ha sido muy cariñosa, quizás porque me han visto crecer desde pequeño. En Fallas estuvo muy buena. También es verdad que llevaba un año sin torear y al pobrecito siempre se le apoya. Si ahora funciono sé que me va a exigir. Como debe ser.
¿Te condicionó que El Soro estuviera en el cartel?
No, en absoluto. Lo vi como un compañero más y yo tenía que arrear. El día de su reaparición en Xàtiva también le acompañé en el cartel y fue distinto. Tenía ilusión de torear con él porque ha sido el santo y seña, el referente de una manera de entender el toreo en España.
¿Cómo valoras la corrida de El Capea?
No fue fácil ni tampoco pequeña. Puede ser de las corridas con más cuajo y seriedad que han saltado al ruedo las pasadas Fallas.
¿Qué concepto del toreo tienes metido en el alma?
Lo que más me llena es poder torear un toro despacio. Me encantaría poder reducir la velocidad de su embestida, hacerle andar y que el muletazo durase una eternidad. Torear entregado es la base de todo.
¿La necesidad de funcionar hace daño al torero?
Tengo que tratar de cortar las orejas porque las figuras del toreo las cortan. Cobrar trofeos o intentar, al menos, hacer todo lo que pueda de mi parte.
