Aunque parezca mentira, los críticos tienen amigos y Rafael Prats Rivelles tuvo una inmensidad. Algunos de ellos, incluso damnificados por su juicio, acudieron ayer al IVAM para asistir al homenaje que en forma de libro han organizado su viuda, la pintora María José Marco; el periodista y exjefe de Cultura de Levante-EMV, José Ricardo Seguí; y dos amigos íntimos, los críticos y catedráticos Román de la Calle y Juan Ángel Blasco.
«La historia de la inmensa minoría, donde estamos nosotros, está recogida aquí», concluyó su intervención De la Calle mostrando el libro con la cabeza de Prats Rivelles en la portada, como si se tratara de un modelo de home sapiens contemporáneo. «La inmensa minoría» era el nombre de la columna que durante más de 21 años publicó en estas páginas.
La inmensa minoría, el libro de la editorial Denes que recopila algunos de sus artículos, sirvió para recordar que aquel espíritu inquieto, era al mismo tiempo un ejemplo de vitalidad. «No buscamos al Rafa intelectual, que también está. Buscamos al Rafa persona y amigo», avisó Seguí, impulsor de una iniciativa coral que pretende rescatar al ausente a través de sus textos semanales, organizados cronológicamente.
Mientras Blasco recordó la biografía de un periodista que pasó por muchas cabeceras hasta sentar cátedra todos los lunes en Levante-EMV, De la Calle abundó en la experiencia vital de conjuntar «dos mundos distintos de entender el arte». El suyo, de clara tendencia teórica y el más mediático, en el buen sentido de la palabra, de Prats.
«Nunca lo vi corriendo»
En la antología articulística, como detalló ayer De la Calle, se explica el complicado nacimiento de la Asociación Valenciana de Críticos de Arte (AVCA), que pese a su composición minoritaria tanto hizo por la cultura en Valencia, como por ejemplo impulsar el IVAM, desde la técnica de la agitación y propaganda. En el mismo salón de actos donde ayer se juntaron los amigos de Prats, él junto con Blasco y De la Calle organizaron hace 27 años el primer seminario de la AVCA.
«Era un explorador, pero nunca lo vi corriendo», dejó caer el catedrático de Estética y Teoría de Arte de la Universitat. Quizás fue la introducción para narrar una anécdota que define a Prats Rivelles. «Estuvimos dos años sin saber de él. Pero un día por la avenida del Oeste me pareció verlo. Era él. Con más pelo y barba profusa. "Rafa què fas?", le dije dos veces sin obtener respuesta. Al final oí: "No saps que estic missing!"».
El libro tomó cuerpo hace ahora un año, en el primer recuerdo público que organizó la Fundación Max Aub de Segorbe, escritor al que admiraba y del que escribió su biografía. Desde entones hasta ahora Seguí y su viuda han buceado en las cerca de 7.000 columnas publicadas. La primera es de enero de 1993 «Las vías hacia el arte», donde defiende „en plena vorágine por lo público„, el arte de iniciativa privada.
Un final narrado
La última columna rescatada, y también la publicada, se titula «Y a ti. ¿qué te duele?». Es de febrero de 2015, días antes de su muerte. Donde intuye su adiós, como desveló Seguí. Tras citar con toda la intención a Roberto Bolaño, el escritor chileno de culto, descubierto en Cataluña y muerto en plena producción creativa en Blanes, cierra la columna así: «Dice la Real Academia que ´reposo´ es un término del campo de la Física y significa "inmovilidad de un cuerpo respecto de un sistema de referencia". El sistema es cuento nos rodea e influye en nosotros tanto positiva como negativamente».
«Le gustaba la vida y se lo pasó bomba», reivindicó Seguí. Como a la inmensa mayoría.
