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Entrevista

Alberto López Simón: "No me considero todavía torero de Madrid"

Inconformista nato, intenta olvidarse del triunfo efímero y hacer lo que siente delante del toro. La pasión y la entrega son sus principales armas.

Alberto López Simón: "No me considero todavía torero de Madrid"

Debutó a lo grande en Valencia, en un mano a mano con El Juli. Cortó una oreja al primero y al cuarto de su lote. ¿Cómo valora su actuación?

La cita fue de máxima expectación y noté la presión que supone torear mano a mano con una figura del toreo. Pese a abrir la puerta grande, no fui capaz de soltarme y expresar todo lo que llevo dentro, aunque al cuarto pude torearlo con sentimiento.

Qué recuerda del ejemplar que ha mencionado,«Resabido», de la ganadería de Garcigrande?

El toro embistió con clase desde el principio. Conecté rápido y bien con los tendidos. Pude torear a gusto, aunque no estaba esa tarde en las mejores condiciones anímicas y las cosas no fluyeron como hubiese deseado. No obstante, nunca recordaré esa tarde negativamente, porque significó un triunfo.

La exigencia de triunfar a toda costa también influye cuando se quiere expresar un concepto tan íntimo, ¿no?

Es precisamente lo que me plantee hace dos años con mi carrera como matador de toros: olvidarme del triunfo efímero por hacer lo que yo sentía delante del toro. No puedes hacer que desaparezca la presión porque existe un nivel de competencia alto y el poco oficio te puede jugar una mala pasada; pero sí ha habido ocasiones en que he sabido gestionar lo que me atenazaba y liberar toda mi interioridad.

¿Cuándo, por ejemplo?

En Hellín cuajé un toro de Daniel Ruiz como aspiro, a los dos días del mano a mano de Valencia. También el primero de la tarde de Granada y el toro del indulto de Jerez.

Ya que menciona a «Tonteras», de Zalduendo. ¿Era merecedor de tal honor?

Fue un gran toro. No entro en si merecía o no el indulto. Embistió con clase y duración desde que lo recibí de capa.

¿Le motiva el cartel de la Feria de Julio con Miguel Ángel Perera y David Mora frente a toros de Victorino del Río? ¿Sería una manera de sacarse la espinita de no haber mostrado todo su potencial en Fallas?

Será la segunda corrida que mate de Victoriano del Río esta temporada después de la de la Beneficencia de Madrid y mi admiración para el ganadero y mis compañeros de cartel es máxima. Tengo ganas de volver a Valencia, poder sentirme y que la gente me vea totalmente entregado.

¿Qué considera fundamental para haber salido cuatro veces por la puerta grande de Las Ventas en tan solo dos años?

Pasión y entrega. Creo que ambas son fundamentales para tapar muchas imperfecciones propias de la inexperiencia o cuando te atenaza la presión. El primero que te lo agradece es el animal, que se da por entero, y también la gente, que comulga con lo que estás haciendo en el ruedo.

¿Cómo las definiría?

Son esos momentos en que no ves el camino claro y, por amor a tu profesión, confías en que todo va a salir bien pero sin tener la certeza absoluta. Puedes carecer del oficio, la experiencia, la maestría de El Juli, Ponce o José Tomás; pero cuentas con la capacidad de superar las lagunas lógicas del que está empezando. Esa virtud de tirar la moneda, de cruzar la raya para extraer lo mejor del toro.

¿Ha notado esta temporada la exigencia de la parte más dura de la afición de Madrid?

Sé que la última puerta grande ha generado cierta polémica en algún sector de la plaza, pero no quiero entrar en ese tema. Al igual que he hecho cuando algún presidente me ha negado la oreja. La afición me exige lo que estima oportuno en cada momento y yo los respetaré siempre.

¿Cómo definiría el ambiente de su primera tarde esta temporada en Madrid? ¿Pesó mucho el cambio de los jandillas por los toros de El Vellosino? ¿Había vivido antes esa presión de Madrid sobre un compañero, El Juli, de manera tan evidente?

La exigencia es máxima cuando haces el paseíllo en Las Ventas. Por eso es una plaza tan especial. He vivido tardes duras en Madrid porque es donde me he criado como aficionado y torero, pero la presión ese día sobre Julián fue un punto desagradable.

¿Se considera torero de Madrid?

No. Creo que para ser torero de Madrid tengo que hacer muchos más méritos. Toreros de Madrid son José Tomás, Joselito, El Viti. Me quedan muchas cosas que hacer en esa plaza para poder conseguir tal honor.

¿A qué méritos se refiere?

Más que méritos, es un estatus que te concede la afición de esa plaza a partir de tardes mágicas como las de José Tomás.

¿En qué punto sitúa su evolución artística?

¿A un 30% de lo que puedo dar? No lo sé, el tiempo dirá. A medida que se crece en experiencia se aprende a controlar las situaciones y los problemas que te platean los toros con mayor soltura.

¿Cómo es su íntima relación con el toro?

Es lo más puro y honesto que hay en el mundo taurino. Con el que más me identifico. Siempre viene de frente y sé que no me va a engañar.

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