Obras de Benjamin, García Vitoria y Boulez.
palau de la música (valencia)
Grup Instrumental de València. Director: Joan Cerveró.
Antes de iniciarse la segunda parte del concierto, Joan Cerveró pronunció unas palabras en las que antes de prevenir al público sobre la obra que se iba a escuchar a continuación, glosó brevemente la trayectoria de la orquesta que él fundó hace 25 años, atribuyó a razones económicas y políticas el relativo silencio en que se ha mantenido durante los últimos años, y celebró el regreso a Ensems del principal sostén con que entre nosotros ha contado la música contemporánea hasta felizmente casi convertir su cultivo en una tradición.
El programa preparado para la ocasión demostró la continuidad en la fidelidad a la costumbre de a la vez ampliar el conocimiento de los grandes compositores de su variado repertorio (tal vez el más variado de la historia de la música) y apoyar a los creadores locales. Tal vez sea ya también hora de ir pensando en ir introduciendo también a unos y otros, por ejemplo, en las temporadas de abono del Palau.
Se comenzó con At first light (A primera luz), del británico George Benjamin (1960). Compuesta en 1982, todavía hoy resulta admirable por la forma en que recursos en su época ya convencionales pero dotándolos de una inestabilidad armónica perfectamente calculada para mantener viva la atención del oyente medio y añadiendo guiños a Varèse e incluso a Xenakis no menos interesantes para el experto.
El otro nombre consagrado fue Pierre Boulez (1925-2015), cuya Dérive II (2006) consiguió efectos similares pero esta vez por la madura sabiduría con que los once instrumentos previstos en su partitura caminaron, corrieron, saltaron y hasta bailaron durante cincuenta minutos en una sucesión de convergencias y divergencias sutilmente planeadas para que en ningún momento mermara el equilibrio entre las tonalidades sonoras.
En medio de los gigantes, con su Primera escena, estrenada por el Ensemble Intercontemporain en 2013, Marc García Vitoria (Valencia, 1985) no desentonó en absoluto. Es más, destacó por la sensibilidad con que integró la componente rítmica y jugó una baza tan rara en música contemporánea como es el humor.
