El oficio de la valenciana Mandy Asensi es cantar en japonés. Y tanto es así que esta artista natural de Sant Vicent del Raspeig ya ha publicado, por increíble que pueda parecer, su segundo disco en Japón («Ganisong», se llama), donde podemos encontrar conocidas versiones de «animes» (series de animación niponas) como «Naruto», «Fullmetal Alchemist» y «Durarara». Y puede que usted, lector, no conozca absolutamente para nada estos títulos, aunque para el más experto o bien para el usuario más habitual del «manga», «Naruto» es en Japón como «Astérix y Obélix» o «Lucky Luck» en Europa; y «Fullmetal Alchemist» son como los tebeos del «Capitán América» en Estados Unidos.

Son clásicos entre los clásicos, como los que firmó e interpretó Asensi con su primer disco (en el pasado mes de marzo), con versiones de «Sailor moon», «Doraemon» o «Evangelion», que en Japón son referentes de la animación como cuando usted ve con sus hijos las aventuras de «Tadeo Jones» (producción española, la más exitosa que se ha conocido por estas tierras, y que barrió en taquilla en el 2015). En cualquier caso, y a un lado comparaciones de géneros y características culturales, esta impresionante historia comienza cuando la alicantina Mandy Asensi se presenta a un célebre concurso de karaoke en Barcelona (Anime Song Contest), en el que se proclamó vencedora.

Aquello le sirvió para fichar por una discográfica de Japón (Haf Records) que quedó encantada con el desparpajo de Asensi sobre el escenario y, sobre todo, por su fantástica pronunciación (muy, pero que muy compleja, en lo que atañe al idioma). Por eso, tras la publicación del disco, Asensi fue invitada a actuar al Haneda International Anime Music Festival, en el mismo aeropuerto, uno de los más importantes del país, donde la alicantina volvió a encandilar con sus letras (que se prepara con esmero, mucho trabajo y concentración) para emocionar y gustar, para encandilar y transmitir al máximo a sus fans.

«Fui representando a España y fue algo muy grande. Es un festival donde va todo el mundo, en un aeropuerto de los más importantes. Allí empezamos a cantar y toda la gente que estaba de paso se quedaba, junto a otra mucha gente que había venido para los conciertos. Era algo simbólico, por el tema de cumplir sueños viajando, y lo hicimos en un pabellón que estaba ambientado en un pueblo antiguo japonés€ por eso era como fusión de culturas€ y en este caso lo español con lo japonés», señala Asensi, quien admite que cuida mucho la imagen (y el vestuario) porque es algo prioritario para los cantantes japoneses: «La imagen es una de las cosas más importantes para ser un artista en Japón. Es algo que entra por los ojos al oyente, y antes de escucharme, lo primero que van a hacer es ver la portada del disco. Quieren ver una imagen de mí misma, de cómo soy€ mi estilo se centra en lo alternativo, con mucho color».

Mandy Asensi lleva dos años estudiando japonés. Todavía no domina a la perfección el idioma, pero va camino de ello. Así que, de momento, memoriza la pronunciación, como cuando un actor de cine o televisión asume un idioma que es el suyo sin controlarlo, por lo que desea pronto instalarse en Japón para perfeccionarlo. «Estudio y traduzco las canciones. Es muy importante saber qué dicen, para después hablar con sentimiento en la canción, es imprescindible para poder cantarlas», explica Mandy Asensi, quien agrega que «Japón está cada vez más abierta a la cultura extranjera. En parte porque cada vez hay más gente joven que viaja allí, mucho más que hace 10 años, por la facilidad de viajar, porque cada vez la gente está más abierta a conocer otros países y otras culturas. Y gente que viene de otro país, siendo amante de la cultura japonesa, para cantar€ es la unión, es un puente entre ambos, y a ellos les encanta», concluye.