Tal vez la palabra «influencer» no diga mucho a algunos lectores, pero se utiliza cada vez más para describir un estilo de vida que un mero hobby, y no sólo para los más jóvenes. Su plataforma estrella es Instagram, la aplicación de móvil que se cubre bajo el manto protector de Facebook. La sala IVAM Lab del museo de la calle Guillem de Castro de Valencia se llenó ayer de alrededor 50 aficionados valencianos de esta «app», que se concentraron en resolver todas sus dudas para conseguir un solo objetivo: obtener más likes. «Subid una media de dos fotos al día, y no os paséis con los hashtags, porque os hacen hundiros en el océano», explicó durante su ponencia Pablo D. Martín, esa clase de usuario que ya ve imperativo añadir el nick en Instagram a su nombre de pila durante una presentación formal. Su segundo nombre es @pablodmartin, y su lista de «amigos» está formada por más de 74.000 seguidores en Instagram. «La clave en esto es ser constante, porque en cuanto pasas tres días sin subir una foto se olvidan de ti. A los seguidores les gusta saber que cuando vuelven a casa o paran a comer van a ver una foto tuya nueva en la pantalla del móvil», asegura este informático zaragozano.

Cuatro «influencers» de toda España acudieron ayer a la llamada de Academia de Instagramers, un colectivo que desde 2014 organiza encuentros y charlas para los aficionados a la aplicación. La sede de Valencia fue la cuarta en el mundo de estas características en fundarse, y ya cuenta con 11.000 seguidores. Presenciales, claro.

«Instagram sólo me ha aportado cosas buenas, a pesar de eso que dicen que cuando conoces en persona al usuario que sigues se rompe el encanto», asegura Andrés Carrión(@andresete.geo), uno de los gestores de la comunidad en el cap i casal. Este estudiante de Geografía de la Universitat de València se aficionó «sin tener ni idea de fotografía» cuando la aplicación sólo contaba con unos miles de usuarios. «He conocido a mucha gente a partir de la aplicación. De hecho, solemos irnos de viaje juntos», explica. El elenco de «instagramers» lo completaron Rodrigo Rivas „autor de La Fotografía móvil„, Juan David Chaves (@kpturas) y Fran Lens (@franlens), quienes explicaron técnicas fotográficas para sacarle todo el rendimiento a la aplicación o las buenas y malas prácticas de Instagram. «La mayoría de usuarios no saben que si das más de 350 likes te bloquean la cuenta porque la aplicación se piensa que eres un robot, como tampoco conocen de qué manera gestionar los problemas de suplantación de identidad», explican.

Estos «instagramers» son conscientes que existen ciertos estereotipos respecto a su condición, ya que la mayoría considera que son sólo jóvenes que intentan vivir de Instagram a base de obtener empresas patrocinadoras o que lo utilizan como trampolín para trabajar en el mundo de la moda. «Representamos un porcentaje muy pequeño de los usuarios, ya que nosotros intentamos promover que se generen fotos bonitas. Además, cada vez hay mayor rango de edad entre los aficionados a la aplicación», aseguran. Ejemplo de ello es el perfil de Silvia García (@sylvieta1), una vecina de Valencia que tiene el «orgullo» de contar con toda una familia «instagramer». «Animé a mi madre de casi 80 años a instalarse la aplicación, y ahora sube una foto siempre que va a pasear por las tardes a la Ciutat de Les Arts o al centro», afirma la valenciana, que cuenta con tres hijos aficionados a la aplicación.