El IETM es el chico nuevo en la oficina de la cultura oficial valenciana. Guapo, informal y con un halo de misterio que empieza por el nombre —proviene de Informal European Theatre Meeting— y, aunque el evento ya no se denomina así, las siglas permanecen.

Pocos lo conocían hace unos meses pero todos acuden hoy a su llamada. Tiene, entre sus cualidades, una que atrae especialmente a los gestores públicos: acercará a esta orilla a la Europa teatral vanguardista durante un fin de semana. «Es un regalo», repitieron Abel Guarinos y Maria Oliver, director del Institut Valencià de Cultura y regidora de Acció Cultural, respectivamente. Junto a ellos, el representate de la Diputación de Valencia, Pau Lagunas; el regidor de Innovación, Jordi Peris; y la directora general de Acción Cultural Española, Elvira Marco, completaban el cuadro institucional. El director de Inestable, presidente de la Red de Teatros Alternativos y responsable de la candidatura valenciana, Jacobo Pallarés, encabezaba la comisión organizadora.

Los propios responsables del evento evitaron etiquetar lo que ocurrirá en Valencia entre el 3 y el 6 de noviembre. «No es un festival; no es una muestra; no es... », comentaba uno de los miembros del comité organizador. Es, acotemos, un «encuentro» que se ha celebrado desde hace más de tres décadas alrededor del teatro alternativo, con la presencia de setecientos agentes culturales (públicos y privados), convocados para contemplar el paisaje escénico contemporáneo español, con acento lo que ocurre en el territorio valenciano.

El objetivo del IETM es que los participantes propongan e intercambien proyectos. No necesariamente espectáculos, sino propuestas destinadas a la gestión de espacios. En paralelo, se desarrolla una serie de conferencias sobre el momento y el contexto de las artes escénicas. El epicentro de este encuentro semestral (la siguiente cita será en Budapest), será el Teatre el Musical y, por extensión, el Cabanyal, por lo que uno de los puntos que abordarán los ponentes invitados será la relación de las artes con su entorno y los procesos de revitalización de los barrios, contrastando el modelo del enclave marítimo al proceso de gentrificación producido en Russafa, por ejemplo.

22 espectáculos

Aunque maticen el término, el IETM es también un festival de teatro. Lo reconocía Pallarés, quien comentaba la oportunidad de «internacionalización» que supondrá el encuentro para las salas y compañías valencianas en busca de una salida al exterior. A esa ventana con vistas a Europa se asomarán Taiat Dansa, El Pont Flotant, Patrícia Pardo, El Teatre de l'Home Dibuixat y así hasta 22 compañías o nombres propios de todo el Estado que expondrán sus propuestas durante el certamen, la mitad de ellos valencianos —IETM obliga a que el país de acogida se encargue del programa artístico—.

Las obras tendrán lugar en diez espacios de la ciudad, además del Teatre del Raval en Gandia, y serán el reverso del contenido teórico, que contará con 18 ponencias. A esto se le sumarán las reuniones que deben servir para darle un carácter práctico al encuentro: los encuentros entre quienes tienen un proyecto en ciernes y quienes podrían darles un impulso. Será en este terreno en el que se producirá una reunión entre gestores públicos de todos los países socios de la IETM, con los valencianos como anfitriones.

El presupuesto

«El 80 % es público y estará fiscalizado por las propias instituciones», anunciaba Pallarés. 215.000 euros (más la cesión de salas, lo que elevaría el presupuesto a cerca de 300.000) ha costado organizar un evento respaldado por las arcas de todas las patas de la Administración valenciana. 48.000 euros provienen del IVC, 26.000 de la Diputación de Valencia, 20.000 de Las Naves, 5.000 de El Musical y otros tantos de la Fundación Inndea. Las Naves es, por cierto, socio principal de El Musical en esta cita. La mayor aportación, sin embargo, llega del Ministerio de Cultura, con casi 60.000 euros.

Mediadores y relatores

Entre el personal que trabaje en el encuentro habrá, según avanzó Pallarés, cuatro denominados mediadores que servirán de nexo entre los agentes de artes escénicas españolas y los que vengan del resto del continente, con tal de buscar esas colaboraciones. Habrá otros cuatro «relatores» que se ocuparán de notariar el impacto (conclusiones teóricas y sinergias que surjan del encuentro) de esta cita. Pallarés dejó un mensaje a los gestores públicos seducidos por esta idea: cabe una política cultural planeada a «largo plazo» para abandonar un presente «precario».